Hace unos días me invitaron al Personal Branding Lab Day, un evento fantástico también conocido como El Día de la Marca Personal, que es una cita imprescindible para los profesionales de la Marca Personal. En uno de mis libros, El Mapa de Tu Talento, argumento la importancia que tiene para el crecimiento de los profesionales y el fortalecimiento de la marca personal el acudir a eventos de networking entre colegas de profesión. Entonces, en esa parte del libro cuento la apasionante historia de Michael Faraday, un científico que para quién haber cruzado Europa en plenas guerras Napoleónicas para acudir a congresos con otros químicos, a pesar de las miserables condiciones -sentado junto al cochero en un carruaje de caballos- fue lo que le permitió en momentos críticos de su carrera sacar adelante su investigación de la que hoy todos nos beneficiamos.
También podríamos pensar en las apasionantes aventuras que surgían en torno al druida Panorámix en la reunión anual de druidas y en la excitación que sentía cuando comenzaban a encontrarse en el bosque de los Carnutes. Es la misma emoción que sentí yo en estas oficinas de Infojobs con mis queridos Nilton Navarro, Alicia Ro y tantos queridos compañeros.
Me siento muy honrada de ser consultora de Marca Personal. Y sé que este oficio tiene muchos detractores y que está expuesta a muchos riesgos. Se la critica por aportar siempre la cara más atractiva de las personas, por fomentar la apariencia, por buscar el reconocimiento para el enriquecimiento.
No les falta razón. Pero no me avergüenzo ni siento culpa por ello. Es verdad que ayudamos a vender, a generar intercambios basados en la confianza. Fomentamos la confianza en las personas y una colaboración que aporte riqueza, mejora y satisfacción. Vender es comprar. Comprar es colaborar.
A menudo se acusa a la marca personal de buscar la venta de las personas, de mercantilizarlas. Se censura que las personas quieran, mejor dicho, se censura que las personas AMBICIONEN crecer para ganar más dinero, más poder o más reconocimiento. ¿Por qué ha de estar mal? Me gustaría compartir unos emails de dos de mis clientes que he recibido este mes:
Hola Arancha,
Quería que fueras una de las primeras personas en saberlo, el viernes me comunicaron que subieron mi categoría a Directora (el salario también mejora). Mi jefa ha dicho que reconoce el cambio que he hecho en la empresa y su jefe (el socio) presentó mi candidatura; como te comenté en la empresa, es muy difícil tener ascensos significativos así que un cambio de categoría tres escalones más arriba en la consultora es relevante.
Como te imaginarás, lo siento como un primer triunfo significativo para mí en esta historia de reconstrucción que emprendí hace dos años. No podía dejar de agradecer tu acompañamiento, guía y sobre todo permitirme ver con claridad cosas importantes para mi desarrollo profesional y por supuesto personal.
Y otro:
Hola Arancha,
Será un email breve pero tan solo agradecerte el trabajo que hiciste conmigo en los meses pasados. También confirmarte que mi nueva posición se ha formalizado (mismo job title pero mas salario). No está todo ganado pero seguimos peleando por ello.
Un abrazo,
Que la gente crezca, gane más dinero, ascienda a posiciones de poder no está mal. Gracias a eso las organizaciones crecen, se crean empresas, se mejoran comunidades. La marca personal genera la promesa de que una persona será capaz de acometer un reto que ayude a un colectivo muy concreto. La marca personal fomenta la colaboración para un futuro mejor.
Pero tanto positivismo, tanta buena imagen levanta suspicacias y recelo. Envidias. Algo tiene que estar mal, no puede ser todo tan bonito. Entonces se nos ataca y se ataca a las personas que quieren mostrar su mejor cara, y ese contenido sí que engancha. Tirar al otro al barro levanta mucho morbo. Y no te digo ya esos titulares catastrofistas que todo el día nos dicen de lo negro que está el futuro, que el trabajo se va a acabar, que las personas serán sustituidas por las máquinas y que los empleados que se alinean con las empresas están esclavizados. Pero eso no es verdad. Los datos explican otra realidad, pero a menudo nadie los escucha, porque carecen del drama que tanto atrae. Los argumentos se mueven de los datos y la ciencia a la opinión de la calle, donde la historia individual dramática de la excepción copa los titulares.
Afirmo con la seguridad que me dan los informes de empleo de la Oficina Estatal de Empleo, Observatorios Internacionales como The Institute for Public Research, Estudios de la Comisión Europea, Informes de McKinsey o investigadores de la universidad de Oxford que aunque hay posiciones que se amortizan, el ritmo de las que se crean es más rápido que las que se destruyen. Que se buscan constantemente profesionales y que muchas de las ofertas quedan desiertas. Linkedin me nombró este año Top Voice Empleo y supongo que en parte es por el contenido contínuo que comparto para contrarestar con datos rigurosos los titulares capciosos y malintencionados que sólo buscan clickbait. Porque lo que de verdad hace falta es un reskilling de competencias, una reinvención y aprendizaje de los profesionales. Y más marca personal.
La marca personal es la disciplina que ayuda a todas esas personas a la reinvención y a que puedan venderse para colaborar con las organizaciones y personas que las pueden necesitar. Los consultores de marca personal no sólo hablamos de la imagen, la comunicación o las redes sociales. Ejercemos un rol significativo para la economía.
Por eso quiero daros a todos los gracias por seguir apostando por la Marca Personal. Pero sobre todo creo que debemos aplaudir la valentía de nuestros clientes. Todavía recuerdo mi primer cliente en Marca Personal, un ingeniero de una empresa de automoción que quería seguir creciendo. Era el año 2008. Desde entonces he realizado más de 700 casos a personas valientes que han buscado recursos para aprender y desarrollarse. Para venderse. Para colaborar, enriquecer y enriquecerse. Y por eso también este año he lanzado una Certificación para transmitir una Metodología para la Consultoría de Marca Personal basada en datos de casos reales de éxito e investigación científica, dirigida exclusivamente a Executive Coach, profesionales de Talento y RRHH, técnicos de empleo, outplacement y orientadores profesionales y también perfiles del ámbito de la comunicación que os animo a conocer.
Y como decía, creo que es a nuestros clientes a los que hay que rendir un homenaje. Son personas que parten de situaciones muy distintas y con destinos muy diferentes: algunos quieren ascender, cambiarse explorando roles laterales o conciliar trabajo con su vida personal. Para rendirles homenaje he comenzado en mi blog Historias de Cracks una serie de entrevistas para que puedan explicar con naturalidad las ventajas de desarrollar marca personal. Os recomiendo que leáis la de la abogada de Ecuador Cristina Jaramillo y la que saldrá publicada la semana que viene de Sandra Velasco, directiva de Novartis (así que suscríbete a la newsletter para no perdértelo!).
Y es que si lo piensan, la marca personal ha atraído a personas de orígenes muy diversos, exploradores que abren bien los ojos y que sienten curiosidad por el mundo. Que tienen una visión ámplia del mundo. Como la que tenían aquellos druidas. Las personas y organizaciones cuentan con asesores en sus consejos, como los antiguos jefes de tribu contaban con los druidas. Entre los perfiles suelen existir abogados y financieros. En mi opinión también deberían haber especialistas en marca personal porque ayudamos a ver el talento de las personas y hacerlo colaborar. Me gustaría terminar con la misma frase que a menudo repito en mis redes sociales: La marca personal, la buena marca personal, enriquece porque sirve para crecer y colaborar. Y sin ella, seríamos muy pobres.