Me encanta la canción de “Bad Guy”.
Tiene un ritmo y una frescura que enganchan y que cuesta despegarse de la cabeza:
¡No es casualidad que haya tenido tanto éxito! Su intérprete Billie Eilish se ha convertido poco a poco en la próxima reina de la escena musical. Y no solo por su canción pegadiza, sino también por la frescura de su estilo y su imagen rompedora.
Llegar con una imagen diferenciadora, un ritmo pegadizo y una canción hecha para bailar en la pista son elementos imprescindibles para conseguir un hit musical. Pero disponer de ellos y utilizarlos no te convierte automáticamente en cantante de éxito. O no sirve a todos para llegar. Al menos no de la misma forma.
Es como cuando hablamos de “la profesionalidad” en la persona, del “valor” en el soldado o de “la creatividad” en el artista. Son cualidades imprescindibles que van incluidas en el ADN de cada una de estas actividades. Lo que ayuda a triunfar no es por tanto poseer una cualidad, sino algo más. ¿Qué será?
¿Qué fue lo que hizo que Billie Eilish se convirtiera en una estrella mundial, además de saber cantar y tener una buena canción? ¿De ser una “buena profesional”?
Esta es Billie Eilish cuando empezó su carrera profesional:
Una chica rubia que podría confundirse con Britney Spears o Taylor Swift. ¡Cuánta competencia existe en el universo de las rubias!
Entonces Billie Eilish fue moviéndose del rubio al blanco, un espacio donde Lady Gaga había recogido el testigo de la reina del pop Madonna.
Para diferenciarse podría haber optado por un look más racial, intentando ser la nueva Beyoncé o la nueva Rihanna, pero eso no encajaría ni con su fisonomía ni con su estilo musical.
¿Qué podía hacer Billie Eilish para diferenciarse y encontrar su lugar propio entre todas estas celebridades de la escena musical? ¿Cómo resultar única, distinguible y destacable?
La escena alternativa urbana YouTube y Video Game le dió la respuesta, convirtiéndola en esa chica vestida de chico, con un estilo underground-inadaptado y pelo teñido. Un rol que cuando funciona, triunfa de calle.
¿Es Billie Eilish poco auténtica por no seguir con su pelo rubio, llevar minifalda y bailar haciendo cabriolas? ¿Era por eso más auténtica? ¿Es una persona falsa por elegir un estilo distinto y llamativo? ¿Acaso es falsa Lady Gaga? ¿O es falsa Taylor Swift cuando en lugar de ir con guitarra y pantalones vaqueros se viste de gala?
Entrar en el juicio de qué es o no auténtico se ha convertido en un recurso demasiado fácil, utilizado en su mayoría para criticar un esfuerzo de diferenciación y creación de un posicionamiento de marca personal.
Todos tememos no ser auténticos, pero si lo llevamos todo al extremo en aras de defender una autenticidad, a menos que fuéramos desnudos todos caeríamos en la falsedad.
Hay quien prefiere llevar falda porque es lo que más se lleva, en vez de pantalones que es la prenda con la que más se identifica o se siente más cómoda. ¿Es poco auténtica la persona que se tiñe el pelo tapando su color natural? Ir con la cara lavada sería el summum de la autenticidad. ¿Ese es el precio?
El “Síndrome de la Amapola Alta” contribuye a ese miedo. Cuenta la leyenda que un tirano de la ciudad de Corintio cortaba la cabeza de las amapolas que sobresalían del resto para ejemplificar con ese gesto lo necesario de acallar las voces discordantes que pudieran sublevarse contra su poder autoritario. Este concepto ha sido usado en el ámbito empresarial para explicar la cultura que critica o censura a los perfiles que destacan, que son distintos y que al final crea una cultura del miedo y del no llevar la contraria, aunque eso signifique terminar en la mediocridad.
Autenticidad y Marca Personal
Como consultora de marca personal, he llegado a identificar dos tipos de miedo muy habituales, relacionados con la pérdida de la autenticidad:
- Miedo a no ser suficientemente capaz. Este miedo se puede dividir en dos subcategorías:
- Personas que padecen el Síndrome del impostor y que se sienten inseguras del nivel de adecuación de sus habilidades o talento. Estas personas a pesar de ser muy competentes, dudan constantemente de si lo son SUFICIENTEMENTE, creyendo que nunca es demasiado. Muchas veces se infravaloran y su inseguridad lastra su capacidad para comunicar con asertividad su marca personal.
- El Síndrome del pato de Stanford, cuando tratan de dar una imagen de perfección mientras internamente tienen un gran miedo a no estar a la altura o a no cumplir las expectativas de otros. Como un pato que parece que nada grácilmente en el estanque, cuando en realidad bajo la superficie patalea frenéticamente.
2. Miedo a ser falsos al tratar de aparentar algo que creen que es necesario, sin potenciar sus verdaderas cualidades. A veces creemos que debemos ser algo que no somos porque creemos que es lo más valorado. Entonces dejamos de poner el acento en lo que realmente destacamos y nos diferencia. La duda entre lo que se es y lo que se cree que se debe ser genera una vacilación que debilita al profesional (su confianza) y también a su comunicación, pareciendo falsa.
La autenticidad se tiene que trabajar desde la diferenciación de una marca personal. En los vídeos que suelo realizar explicando aprendizajes de marca personal un día quise hablar de este miedo a la falta de autenticidad y dar unos consejos para superarla. La imagen y la comunicación son herramientas necesarias para transmitir una idea y una diferencia:
El talento más valioso nace de la acción y el contexto en el que se encuentra. Dedica unos minutos a reflexionar y analizar el entorno en el que se mueve tu talento. Reflexiona respondiendo las siguientes preguntas:
- ¿Qué se necesita? ¿Dónde puedes aportar valor y cómo puedes cubrir esa necesidad de tu entorno?
- ¿Para quién lo haces de manera relevante? ¿Hay alguna audiencia o segmento sin cubrir?
- ¿Quiénes son tus iguales y competidores? ¿Qué hacen ellos y qué haces tú? ¿Cómo hacerlo de forma diferente?
Esfuerza en destacar tus habilidades y atributos, no en tener lo que los demás son y tú no. No te coloques adornos como si fueras un árbol de navidad. Investiga para encontrar tu cualidad diferencial, piensa en qué tienes tú que te haga una persona atractiva y distinta del resto. Todos tenemos algo que nos hace especiales. Descúbrelo.
Recuerda que todas las personas nacemos sin saber hacer nada. Es la promesa de que seremos capaces de hacerlo lo que nos lleva hasta esa realidad. Si solo fuéramos auténtic@s mostrando lo que sabemos hacer, nadie habría apostado por nosotros cuando no teníamos experiencia, como por ejemplo sucedió en nuestro primer trabajo.
Un editor deposita su confianza en la promesa de una persona que afirma: “Soy capaz de ser escritor” sin haber publicado ningún libro. Su fe en esa persona es imprescindible para convertirle en escritor. Cuando decía que sería capaz de escribir un libro era auténtic@, aunque no tenía pruebas de demostrarlo.
Las personas caemos a veces en contradicciones porque somos seres emocionales, y unas veces pensamos una cosa y otras otra. Incluso aunque pensemos lo mismo, hay veces que al expresarlo nos confundimos porque no somos perfectos, pero lo que mantendrá la autenticidad de una persona y la confianza de los demás sobre lo que una persona está ofreciendo es su honestidad y ética. Los principios. Y sobre todo, la generosidad.
Cuando transmitas tu marca personal, si lo haces desde la vocación de crecer y colaborar, si lo haces con generosidad, aunque estés acentuando rasgos como teñirse el pelo, no temas, no dejarás de ser una persona auténtica.
Te contaré otra historia: Una mujer con gran habilidad con el hilo y la tela se hacía sus propios vestidos. Cuando acudía al colegio a recoger a su hija iba vestida muy elegante. Un día escuchó a alguien comentar: “Mira, ahí va la de los modelitos”.
¿Qué crees que hizo al escuchar el comentario? Podía hacer dos cosas:
- Cambiar su forma de vestir por miedo a la crítica
- Ignorar el comentario y seguir vistiendo y disfrutando de sus creaciones
¿Qué harías tú?
Siempre habrá gente que critique. Son los envidiosos, los que prefieren que vayas mal o que falles a que destaques, todo para no mostrar su propia mediocridad. También están las personas que admiran y aprenden. Las que, al ver esa persona, dirían: “¡Pero qué guapa va siempre!”. Y puede que lo dijeran bajito, para no molestar, mientras que la que hizo el comentario negativo lo dijo bien alto, para hacer daño y lograr su objetivo.
No pierdas tu estilo ni tu talento.
No dejes que la presión del entorno te castigue por buscar una forma de destacar.
Porque eso no significa dejar de ser fiel a ti mism@, como no creo que haya dejado de serlo Billie Elish.
Tienes talento. Eres auténtic@.
Aunque a veces vaciles, aunque a veces no lo hayas hecho.
Haz oídos sordos a los envidiosos y escucha solo a aquellos que te hacen una crítica constructiva.
Usa tu marca personal para diferenciarte, crecer y colaborar.