Últimamente Instagram echa humo. Me refiero a que se está convirtiendo en una de las redes sociales con más actividad y práctica en cómo tener una actitud positiva frente a la crisis del COVID. Y es que, a raíz del confinamiento, han surgido una gran cantidad de iniciativas, entrevistas, conciertos o charlas en directo. ¡Incluso pudimos disfrutar de presentaciones de libros online en en Sant Jordi!
Reconozco que llevo relativamente poco tiempo en Instagram. Mi red por excelencia es LinkedIn, seguida de Twitter, y me había resistido a generar contenido habitual por varios motivos. El primero (y casi diría que principal) es que soy más de texto que de imagen. Me van las palabras, soy en esencia una escritora. El lenguaje visual me encanta, pero soy muy consciente de que no es mi mayor fortaleza. El segundo motivo tenía que ver con el tipo de audiencia. Mi actividad y campo de especialización está relacionado con el talento y la carrera profesional, siendo el hábitat natural LinkedIn y no tanto Instagram, una red que interesa a usuarios que buscan contenido sobre estilo de vida y ocio. Por último, un factor muy importante: el tiempo y los recursos que puedo dedicar a la creación y mantenimiento en múltiples redes sociales es algo limitado, y tengo que estudiar bien en qué dedicarlo.
Aún así, justo hace un año hice caso a mi equipo y decidimos dar el paso. Comenzamos a potenciar el perfil de Arancha Ruiz en Instagram, enlazado a mi actividad profesional. Decidimos que el contenido sería sobre talento, no tanto desde la vertiente técnica, que ofrezco en Linkedin y Twitter, sino desde una óptica motivacional.
También tengo que confesar que el hecho de que Instagram ofrezca herramientas más frescas y espontáneas que las demás redes sociales, nos encanta. Porque ¡nos permite probar cosas nuevas!, algo que nos divierte mucho y nos reta. Un ejemplo de ello son los Q&A, espacio dedicado a resolver y responder en directo las dudas de los usuarios, sacando un aprendizaje compartido y visible para todos los interesados.
Mejor acompañados que solos
Una de las cosas que más me gusta de Instagram es que te permite colaborar. No estar ahí tú sólo contando tu historia, sino compartir reflexiones y vivencias con amigos y colegas. Desde el confinamiento, he participado en varias iniciativas con grandes amigos como Oianko Choperena. Por eso, cuando el equipo de Escuela Cursiva, plataforma de la Editorial Penguin Random House, me propuso participar en “Combinados” , me pareció una idea genial. El objetivo era crear un espacio de reflexión donde no sólo los autores, sino también los propios usuarios de la plataforma compartieran sus dudas e inquietudes sobre la situación actual.
¡Y menuda pareja de baile me tocó! Nada menos que el gran Albert Bosch. El aventurero explorador que inspira a los líderes con sus aprendizajes de vivencias al límite. Albert hablaba de sus experiencias extremas escalando montañas, y yo de mis experiencias sobre el talento en la vida profesional cotidiana. Y es que como bromeaba Albert, la crisis del COVID-19 no sólo nos está haciendo adaptarnos al teletrabajo y las videoconferencias, sino que podemos sacar muchas más cosas positivas de esta experiencia.
A continuación os comparto algunas de las recomendaciones que ofrecimos sobre cómo tener una actitud positiva frente a esta crisis, aplicables a la vida personal y profesional. Si queréis el video completo del “Combinados” de Albert Bosch y Arancha Ruiz, lo tenéis aquí.
1. Mantén una actitud positiva y confía en tus capacidades para afrontar la dificultad
Ser positivo en una situación ideal o que te favorece, no es ningún esfuerzo. Pero mantenerse positivo cuando te encuentras en una situación complicada, como una crisis económica o de inestabilidad personal, sí que supone un reto. Superar los obstáculos diarios no es una tarea fácil. Por eso es tan importante aprender a mantener una actitud positiva en situaciones extremas. Como dice Albert, solo cuando escalamos el Everest, aprendemos a valorar a nuestros compañeros, a nuestro propio valor y talento.
No se trata de vivir en un mundo de fantasía, sino de ser realista. Aprender a observarlo todo. Valorar no sólo los peligros, sino también las capacidades que cada uno poseemos para abordar los retos actuales y futuros. Ser capaces de ver y entender la realidad, de ser consciente. Creer en ti y empoderarte para realizar tus objetivos. Valorar si vale la pena. Ser positivo no es creer que todo va a ir bien, sino creer en ti y en que actuarás de la mejor manera posible en cada situación. Dedicar una gran parte a construir y actuar.
Adoptar una actitud de pesimismo extremo puede ser peligroso en el terreno del talento, porque nos puede hacer creer que no podemos hacer nada para cambiar nuestra situación. Y eso nos hará vegetar en puestos de trabajo que no nos motivan o no estén hechos para nuestras capacidades, dejándonos llevar por la inercia y retrasando la acción. Es muy importante ser consciente. Y saber si ese es el mejor entorno para tu talento. Porque no todos valemos para todo, y una persona que vegeta en un entorno puede llegar a florecer en otro.
Por otro lado, creer que podemos hacerlo todo o cargarnos con demasiadas tareas puede derivar en un exceso de sacrificio y falta de reconocimiento. Hay que lograr el equilibrio entre creer que se puede con todo y creer que no se puede con nada.
En estos momentos en los que tenemos la sensación de que no podemos hacer mucho más que quedarnos en casa, mientras otros profesionales como los sanitarios pelean en primera línea, recomiendo intervenir en la medida de nuestras posibilidades. No todos podemos ser productivos todo el tiempo ni en las mismas condiciones. Por eso es tan importante conocerse a uno mismo, a tus capacidades y limitaciones, y hacer lo que se pueda teniendo en cuenta el contexto personal y profesional en el que te encuentras.
La situación actual no resulta óptima para nadie. Gestos tan sencillos como cuidarse, mantener la cordura o cuidar de las personas de tu alrededor pueden marcar la diferencia.
2. Intenta ser radicalmente auténtico. Y después de la introspección, actúa
Es un buen momento para hacer un ejercicio de introspección, aprovechar las circunstancias del confinamiento para reflexionar, porque nos encontramos en una situación de extremo, como dice Albert, y eso nos permite conectar con nuestra esencia. Con nuestras motivaciones, objetivos y deseos. Con nosotros mismos y lo que queremos. Pensar de verdad qué necesitamos en nuestra vida y qué no.
Y lo mismo ocurre con nuestro trabajo. Es el momento dejar a un lado la rutina y las obligaciones y concentrarnos en nosotros, tomar decisiones que muchas veces retrasamos por miedo a actuar. Tenemos que mirarnos al espejo y cambiar ese “tengo que” por “quiero”. Cuidar nuestro talento, pero también lo que queremos. Porque cuanto más conectados estemos a lo que queremos ser, más fuerza tendremos para conseguirlo.
Ahora podemos dedicar tiempo a responder a tres preguntas relacionadas con nuestra vida personal y profesional:
- Qué debo seguir haciendo?
- Qué debo dejar de hacer?
- Qué quiero empezar a hacer?
En nuestra rutina diaria existen roba-tiempos o dinámicas que nos obligan a actuar, pero que no son beneficiosas para nosotros. Párate y reflexiona. ¿Qué quieres? ¿Lo estás consiguiendo? ¿Puedes hacer algo diferente? Ahora te puedes permitir ser más dueño de tu tiempo, así que inviértelo en cuestionarte para mejorar. No dejes que otros decidan tus prioridades.
El miedo y la duda son útiles cuando motivan a buscar respuestas. Tomar perspectiva ayudará a ver si se puede asumir ese riesgo, ponderar lo que se quiere en ese momento, conocer tus capacidades, ganar confianza y conseguir ese equilibrio entre lo que puedes hacer y lo que quieres hacer. Valora todas tus herramientas, y una vez hecho ese análisis, arriésgate, lánzate. Porque a veces no sabes si vas a poder hasta que lo intentas.
“El talento es acción. Sin acción solo hay promesa de talento”
– Arancha Ruiz
3. Sé humilde y no te dejes vencer por la modestia tóxica
La humildad es asumir que no lo sabemos todo y que a veces necesitamos ayuda. Y también reconocer que se tiene un talento, que se es bueno en algo. Albert Bosch reflexiona de forma muy acertada sobre esto: “Como líderes, es muy importante compartirlo todo con nuestro equipo. No tener soberbia, sino autoestima: entender en qué fallas, qué te falta y qué puedes mejorar. El líder no puede ser temerario. Tiene que ser atrevido, asumir y gestionar riesgos, ponderar.”
Ser humilde no es lo mismo que ser modesto. Ser humilde significa aceptar que tienes la capacidad de hacer algo bien, talento, mientras que ser modesto es esconderle tu talento a los demás. Tenemos que desterrar la modestia, porque solo sirve para ocultar y limitar el talento. Y los talentos, para ser compartidos, deben ser visibles. Ser humilde en cada reto y en cada circunstancia significa aceptar el miedo, abrazarlo, pero no desde el bloqueo, sino desde la experiencia. Aceptar que nunca hay garantías, que a veces nos equivocamos. Cultivar una humildad que te dé seguridad y optimismo para abordar los retos, además de tener conciencia de que puedes fallar.
En resumen:
Si quieres mantener una actitud positiva en un momento de crisis como el actual, debes:
- Mantener los ojos y la mente abiertos para analizar el entorno y momento en el que te encuentras
- Confiar en tus capacidades, conocimientos, experiencia y diferencia profesionales
- Retarte día a día, reflexionando y cuestionándote sobre tus motivaciones y objetivos de carrera
- Formarte o buscar oportunidades de aprendizaje y colaboración para seguir creciendo
- Practicar la humildad desde el reconocimiento de tu talento
Estos son algunos de los consejos que te pueden ayudar a encarar la situación actual. A continuación, te dejo con el vídeo completo de este “Combinados”.