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imagina un futuro mejor

Hace años llegó a mis manos el libro “De Animales a Dioses” de Yuval Noah Harari. El impacto de sus ideas fue tal que me bebí literalmente sus más de cuatrocientas cincuenta páginas en pocos días -Y no fui la única, porque se convirtió en un bestseller mundial con más de 10 millones de copias vendidas-. Cuando lo acabé hice lo único que podía hacer para digerir toda la información: lo volví a leer. Menos mal que era verano.

El libro se describe como “una breve historia de la humanidad” que explora las grandes corrientes que han modelado nuestra sociedad y que cuestiona todo lo que creíamos saber sobre el ser humano. Ponía en entredicho dogmas y conectaba con destreza eventos en principio inconexos hasta colocarlos en un único gran mapa del mundo que dejó a la altura de aficionados cualquier teoría de la conspiración conocida por mí hasta el momento. 

La obra de Harari inspiró también mi libro “Qué Busca el Headhunter” al asociar el “cotilleo”, una variante del lenguaje que ayudó a la creación de vínculos entre los primeros Hommo Sapiens, a la cualidad de gestor de información que posee el Headhunter.

 

Lo que aprendí leyendo “De animales a dioses”

Recuerdo que me sentía como Neo cuando Morfeo le explicó en Matrix –la película- que lo que él creía que era su mundo real estaba creado digitalmente por máquinas o como cuando el Mago de Oz le contó a Dorothy lo que sucedía detrás del telón de la ilusión en la ciudad Esmeralda. O, quizá, -a modo de referencia más actual- cuando Dolores Abernathy descubrió al inicio de Westworld que era una atracción más dentro de un parque temático. 

“De animales a dioses” me enseñó que es posible ver la realidad con otra perspectiva y que al hacerlo se puede dirigir mejor la vida. Esta nueva interpretación del mundo encendió en mi mente nuevas posibilidades vitales y profesionales. Desarrollar la capacidad de poner distancia y simplificar la complejidad aportaría una gran ventaja al que la usara, una ventaja que entre otras cosas podría acabar para siempre con los dolores de espalda.

Para ganar perspectiva, nada como ir al origen de todo miles de años atrás y comprender las razones por las que nosotros los humanos hemos pasado de ser un animal más del planeta a ser su amo. Esto es lo que nos hace distintos:

“Crear ficciones y comunicarlas incitando a colaborar a inmensos grupos de individuos que no se conocían entre sí”.

Colaborar es algo natural, la base de cualquier sociedad u organización. Lo hacen las hormigas en su compleja estructura social, se produce entre sujetos diversos como plantas e insectos y sin ella sería imposible la supervivencia de todo un ecosistema, ya sea una charca, una ciudad o todo el planeta.

Entre los primates existe una barrera de cooperación. La capacidad de crear lazos de confianza por encima de los 150 individuos es imposible. Ya no podían conocerse entre ellos, ganar su confianza, hacerles seguimiento y asegurar su fidelidad. Aunque 150 puede considerarse un número suficientemente grande, el liderazgo humano nunca se hubiera producido de no haber logrado organizar la actividad y hacer cooperar para un mismo objetivo a cientos, miles, millones de desconocidos.

Para superar ese umbral fue fundamental la capacidad de comunicar ideas que pudieran superar la realidad inmediata y local. Ideas que sólo existieran en la imaginación colectiva de los humanos, una habilidad que se desarrolló durante la revolución cognitiva del Homo Sapiens marcando un abismo entre este Homo y el resto que sin ésta poco a poco fueron desapareciendo.

“Sólo el Homo Sapiens puede hablar sobre cosas que no existen realmente y creerse seis cosas imposibles antes del desayuno” Yuval Noah Harari

La complejidad y riqueza de las ideas fue en aumento. No sólo se construía sobre eventos y hechos reales en tiempo presente: “vamos a cazar a ese animal, vamos a subir esa montaña”. La creatividad dio alas a la imaginación y permitió la construcción de leyendas, mitos, dioses y religiones. Además de trabajar el ámbito espiritual, las ideas construyeron expectativas de futuro, planes, inventos y sueños de progreso.

Una empresa es un conjunto de personas unidas por un sueño de que un futuro mejor es posible a través de unos lazos que tienen sus dinámicas y que pueden ser frágilmente fracturados. La cultura ayuda a fortalecer los lazos que unen a las personas en una empresa. La creencia compartida de un objetivo común.

Las personas son muy flexibles, fuertes, casi indestructibles. En cambio las organizaciones son terriblemente frágiles porque están sustentadas sobre las relaciones, que son fácilmente destruibles. Quién no lo ha experimentado con un amigo, un jefe, una empresa o una pareja. La comunicación constante recordando cuál es el futuro imaginado por todos es lo que mantiene la organización saludable y las personas motivadas. 

Ahora decimos que la creatividad nos diferencia de las máquinas y de los robots. También lo hizo frente a los animales. La imaginación es una cualidad única de los humanos que nos ayudó a progresar, a crear cosas hasta entonces impensables gracias a la cooperación a gran escala. Ese atributo nos sacó de las cavernas y nos ha hecho los reyes de la creación.

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