Cuando los profesionales me piden consejo para encontrar trabajo, siempre les animo a que escriban lo que yo llamo “La carta de los Reyes Magos”. Es decir, una lista de empresas o puestos que serían su ideal para trabajar.
Les animo a que hagan un análisis sobre cuáles son esas empresas, industrias o puestos, elegidas en base a su experiencia y motivaciones personales. Seleccionadas por ser las que les resultan más atractivas bien por sus logros, cultura o innovación.
Al tener esa lista de 10, 20, no creo que más de 30 empresas; los profesionales pueden establecer una estrategia para acercarse a ellas, encontrar un contacto con el que presentar una candidatura espontánea o acudir a algún evento donde coincidir con ellos. Sabiendo cuál es su “público objetivo” ideal el profesional puede ir dándose a conocer y, aunque esas empresas no tengan hoy una vacante, podrán posicionarse como un futuro buen candidato. Porque, si de verdad han hecho una buena lista, con gran seguridad existirá una afinidad entre empresa y profesional y, por lo tanto, una gran posibilidad de “enamoramiento”.
Candidaturas espontáneas que no ayudan
Como Headhunter, el otro día recibí un mensaje vía LinkedIn de un profesional en busca trabajo. Este fue el texto de su e-mail:
Estimada Arancha,
Estoy buscando una posición e DG /CEO de alguna empresa que necesite buenos resultados, sea ambiciosa, inteligente y apueste por las mejores personas y profesionales. Tienes alguna posición parecida?
Estoy a tu disposición.
Este e-mail contiene esa carta de los Reyes Magos de la que os hablaba pero no resulta del todo útil por dos motivos:
- Aunque concreta la función que querría (Dirección general o CEO), no es lo mismo ser Director general de Coca-Cola, que de Accenture, que de ladrillos Pérez. El tamaño importa, la ubicación importa y la complejidad del reto importa.
- A continuación habla de la cultura de la empresa. Y aunque es verdad que no todas necesitan buenos resultados, son ambiciosas, inteligentes y apuestan por las mejores personas y profesionales, sí que todas dicen que lo hacen. Por lo tanto, no ayuda mucho a distinguir el tipo de organización que es ideal para él. ¿Familiar o profesionalizada? ¿Nacional o global? ¿De servicios, manufactura, gran consumo, financiera, retail….? Hay un larguísimo etcétera.
Esta carta de los Reyes Magos es demasiado indeterminada y no ayuda a que le pueda echar una mano.
Con curiosidad, entré a su perfil a analizarlo. El lector pensará que es lo normal, parte del trabajo del heahdunter, pero no es así. El candidato nunca es el cliente, sino el “producto”. Aunque existe la posibilidad de que descubra que es el tipo de profesional que mis clientes buscan, la escasez de tiempo hace que sea ruinoso dedicar recursos a analizar los perfiles de los profesionales que se “auto-presentan”, en lugar de ir a buscarlos donde hay una alta probabilidad de que estén. La nuestra es una industria con unas reglas que os animo a conocer en el libro “Qué Busca el Headhunter”. Solemos usar la regla de proporción 80/20, es decir, el 80% del tiempo buscamos donde sabemos que podemos encontrar al candidato y un 20% a analizar otras fuentes potenciales.
El heahdunter dedicará el 80% del tiempo a la búsqueda activa de profesionales y un 20% a responder candidaturas espontáneas para ofrecer buenos resultados a sus clientes de forma eficiente y rentable.
Yo dediqué mi 20% a ese profesional y a primera vista entendí por qué este no era tan específico. Porque no quería.
En la explicación de su trayectoria profesional se mantenía en un posicionamiento de “resultados”, “resultados” y “resultados”, diciendo cosas como “crecimiento de 30 millones de euros en menos de 2 años”, “liderar las 5 divisiones de la compañía”, etc.
Por lo menos me había dado dimensión, una pista para poder catalogar su talento. A mí me costaba todavía identificar su sector, poder “etiquetarlo”. Miré las empresas en las que había trabajado y todas eran de Telecomunicaciones o relacionadas con el desarrollo de software para este sector. Y de pronto lo vi, en una de las líneas de su descripción profesional decía lo siguiente:
“Liderando una compañía del sector bancario y NO DE TELECOMUNICACIONES; sino software para detectar fraude, desarrollar ciberseguridad, etc…”
Este profesional estaba intentando quitarse la etiqueta del sector TELCO. ¡Cuántos se encuentran en la misma tesitura cuando quieren dar un salto y dejar se ser atados a un único campo!
Para cambiar, ayuda dando una pista
Cuando una persona está buscando trabajo tiene que ayudar al seleccionador.
El talento que se “compra” siempre es especializado y. si es muy difícil categorizarlo, se queda en un campo indeterminado.
En este video lo explico utilizando una divertida analogía con los zapatos. Miralo y luego podemos seguir con el artículo ☺
Consejos finales
Para acabar me gustaría ofreceros unos consejos finales para escribir vuestra carta de los Reyes Magos:
- Si estás buscando una oportunidad, está bien conectar con un Headhunter, pero tienes que facilitar el etiquetado de tu talento utilizando palabras clave.
- Si quieres cambiar de sector o función, tienes que ayudar al seleccionador a definir el siguiente campo de actuación. Director General es demasiado genérico para ser una etiqueta válida por sí misma. Tiene que tener un apellido: empresa pública, de servicios, manufactura. Empresa grande, pequeña, mediana. Multinacional o local. Familiar o no. Otras categorías son suficientemente específicas para no necesitar explicación, pero cuanto más máscado lo des, más fácil será realizar el cambio.
- El headhunter es una vía, pero es la más residual. No trabaja como un agente de talento, siempre está contratado por la empresa. Activa la red, define tu propuesta de valor, haz la lista de los reyes magos y postúlate en todos los canales que te lleven a tu organización ideal. Puedes encontrar grandes consejos y trucos en el libro “Qué Busca el Headhunter”.
Qué curioso es la importancia de ser específico, es algo que coincide micgo con el éxito de los textos de venta, que es a lo que me dedico yo.
Pero me surge una pregunta: hasta qué punto se da prevalencia a las habilidades por encima de la educación o la experiencia?
Una persona puede tener unas habilidades A-B-C que encajen perfectamente con un puesto, a pesar y de no tener ninguna experiecia previa. Esto puede pasar con personas que buscan un cambio de sector, por ejemplo.
No es mucho más fácil aprender la parte técnica que adquirir nuevas habilidades? Un programa informático se aprende con más o me os tiempo, a ser comunicativo… o lo eres o no lo eres. Me refiero a eso.
Muy interesante el artículo,Arantxa!
Hola Gema, tu pregunta es muy pertinente y de hecho es uno de los grandes quebraderos de cabeza en la selección y gestión del talento.
Para responderte necesitaría 2 libros, ja ja ja. Precisamente eso explico en «El Mapa de tu Talento» y «Qué Busca el Headhunter» :-)
Es dificilísimo simplificar y generar una regla, hay tantas excepciones como personas y situaciones. Aún así nos solemos llevar por el sentido común y la practicidad, y aunque a veces eso hace que se produzcan errores, trabajamos sobre la base de la generalidad.
Las personas tienen unas habilidades innatas que pueden ser desarrolladas y que se convierten en grandes talentos. También pueden tener habilidades que nunca terminan de despuntar por falta de práctica.
El conocimiento y experiencia técnica ayudan a «masterizar» el talento. Es decir, si una persona tiene habilidades de comunicación y estudia comunicación y practica la comunicación durante años entonces su capacidad para comunicar se vuelve maestra. Y también si una persona sin habilidades innatas estudia y practica, quizás necesite el doble que otra con esa habilidad natural, pero con suficiente persistencia y técnica al final podrá llegar a dominarla.
Una persona que no ha tenido formación ni experiencia en comunicación pero que tiene interés y facilidad para comunicar, puede incorporarse a una posición que requiera esa habilidad y aunque al principio su capacidad para ejecutar esa función sea poca, aumentará mucho más rápido que una persona sin capacidades comunicativas. El «seleccionador» de talento lo que hará es evaluar el tiempo que tiene para formar a esa persona y si puede esperar, hará la apuesta de elegirla. En otras circunstancias, si necesita un profesional que en la jerga se llama «plug and play», que quiere decir que pueda dar resultados desde el primer día de su incorporación, por muchas habilidades innatas que tenga, si no cuenta con la experiencia requerida, no será elegido.
En gestión de talento hay que tener en cuenta siempre las circunstancias de la persona y del entorno donde se va a desarrollar. El error es creer que todo depende sólo de una de las partes. Porque una persona puede tener una habilidad innata y un interés en algo que en su contexto no tiene posibilidad de ser «comprado» o al revés, puede que en una empresa o proyecto necesiten de unas capacidades que nadie que esté en su radio de acceso haya tenido el interés en desarrollar.
La clave es saber conectar ambas.
Un fuerte abrazo y muchas gracias por tu comentario!