“La gestión del talento humano es la capacidad de extraer lo mejor de un grupo de personas para alcanzar un fin trascendente”.
Hay muchos artículos explicando teorías sobre la gestión del talento humano y casi siempre lo hacen en el contexto de empresas y organizaciones estructuradas. Por eso en esta ocasión he querido abordar la cuestión explicando cómo ocurre también en entornos informales donde se puede coordinar exitosamente personas para lograr un fin concreto. Y lo haré con una historia.
Hace años conocí a Andreu Veà. Andreu Veà es un pionero de Internet, emprendedor en el sector de las telecomunicaciones y, en la actualidad, presidente del capítulo español de la Internet Society. Fue nombrado Digital Champion for Spain a finales de 2014. Los Campeones Digitales son embajadores de la Agenda Digital, nombrados por los estados miembros de la Unión Europea para ayudar a las administraciones, empresas y ciudadanos a digitalizarse.
Si Malcom Gladwell hubiera conocido a Andreu cuando escribió su libro La clave del éxito sin duda lo hubiera usado como ejemplo de lo que significa ser un “conector”. Hace casi una década que Andreu puso en marcha una comunidad llamada [IP] uniendo a las personas más interesantes que había conocido en cada sitio en donde había trabajado, estudiado o vivido. Los miembros de esta red viven en 98 ciudades de los cinco continentes y están relacionados directa o indirectamente con la ciencia. Lo que motivó a Andreu a crearla fue su ilusión por “cambiar el mundo uniendo a las personas que sí que lo pueden cambiar. Personas que pueden tener la solución pero que desconocen que hay un problema. Que se dedican a ayudar a los demás sin esperar nada a cambio, a hacer bioinformática, genética, clinical trials research, Big Data pero sin enfocarlos en un problema específico.” Una red que demostró que es capaz de estructurarse y colaborar para resolver un problema específico, el de la gestión del talento humano.
Andreu tenía un hermano llamado Joaquim Josep Veà, eminente científico en el campo de la etología (o comportamiento animal). Viajaba todos los años a remotos lugares del mundo a observar y estudiar primates. Un investigador aventurero conocido como «el Jacques Cousteau de la selva» que a menudo abandonaba las aulas y el despacho para estudiar sobre el terreno.
Joaquim enfermó de cáncer de laringe y en la primera sesión de quimioterapia tuvo una grave alergia a la medicación. Los médicos inicialmente carecían de explicación sobre esta reacción y comunicaron la terrible noticia: “si lo que le puede curar, le mata… no podemos hacer nada más para curarle”.
Entonces Andreu consultó a su red [IP] qué podía hacer y la genetista Gemma Marfany le informó sobre un procedimiento conocido como “la desensibilización rápida de alergias” y le surtió de bibliografía. El artículo principal iba firmado por una referente en el tema: la doctora Mariana Castells i Guitart, alergóloga y profesora de la escuela Médica de Harvard. Andreu tardó trece días en construir la “red social” hasta llegar a ella; descubrió que la Dra. Esther Oliva, monitora suya cuando era pequeño en campamentos de verano, trabajaba en Boston en la misma escuela y hospital que Mariana. Gracias a Esther Andreu pudo escribir a Mariana exponiéndole su situación y ésta se ofreció a ayudar a Joaquim Josep con su novedoso sistema de “desensibilización rápida de alergias”.
Aunque tenía la medicina faltaba el quién, cómo y dónde aplicarla. Andreu convenció a varios especialistas médicos y la administración de un hospital para que se unieran a él en la ardua tarea de superar los trámites, frenos y reticencias que se iban presentando hasta lograr que Joaquim Josep pudiera recibir el tratamiento. Juntos lo lograron.
Esta es una historia de éxito que no sólo benefició a un enfermo sino que hoy da esperanza a muchos que tienen alergia a la quimioterapia. Es la historia de cómo la gestión del talento humano sucede también en entornos no estructurados y alcanza hitos extraordinarios.
Cómo se gestiona en empresas de RRHH
“La capacidad de conectar se convierte en liderazgo cuando alineas personas complementarias y los animas a colaborar para alcanzar un fin”.
Todas las empresas son empresas de RRHH. Sí, todas. Si lo piensas y hasta que un día todo sea inteligencia artificial y robótica, todas las empresas son organizaciones de recursos humanos. Porque son agrupaciones de personas unidas para un fin.
La gestión de las personas se hace a través del liderazgo, inspirar para que sean capaz de dar lo mejor de sí mismos, busquen aliados y persigan imposibles para hacerlos realidades. No se gestiona mandando sino inspirando. Se gestiona siendo generoso y creyendo en la construcción de una relación recíproca donde todos sus miembros –empresa y empleados- están mejor juntos que separados.
Hace poco recibí un email de un empresario que me decía palabras textuales: “encontrar personas que quieran trabajar y esforzarse no es tan fácil”. No estoy de acuerdo. Sí hay personas que quieren trabajar y esforzarse pero quieren hacerlo cuando el fin y el esfuerzo tiene sentido para ellas.
El talento dentro de una empresa
Si quieres tener un equipo motivado darles un motivo para estarlo. Las empresas son ficticias, una línea en un registro mercantil y un apunte contable en un banco. Lo que las hace reales son las personas que las integran y su capacidad para colaborar entre ellas.
El talento dentro de una empresa es lo que la hace diferencial, lo que realmente la puede hacer tener éxito o fracasar. Hay que invertir en talento. La frase de “si piensan que la educación es cara, prueben con la ignorancia” es igual de aplicable a la gestión del talento humano. Si crees que invertir en talento es caro, prueba a no hacerlo.
El talento es la capacidad única que tiene cada persona para aportar positivamente a un grupo. Es obligación de todos cuidarlo, enriquecerlo, motivarlo y ubicarlo en el mejor sitio para que pueda ser continuamente desarrollado. Porque cuando lo haces, produce efectos extraordinarios como la historia que os he contado.
La gestión del talento humano
“La gestión del talento es lograr organizaciones saludables al ubicar a cada persona donde tenga un mayor desarrollo profesional”
La gestión del talento no es una responsabilidad exclusiva de la empresa, también corresponde al profesional. Es una responsabilidad compartida de todos.
Imaginaros que le dan a Rafa Nadal un par de esquís y le suben a lo alto de una montaña para que demuestre sus habilidades de atleta. Si lo hace mal nadie pensaría que no es un gran deportista, es muy obvio llegar a la conclusión de que no ha podido demostrar que es un campeón por no estar en el entorno donde sus capacidades brillan más. Que le den una raqueta y una pista de tierra batida y nadie dudará de su capacidad.
En el caso del profesional del mundo empresarial y corporativo no es tan fácil hacer esa afirmación. Con carreras poco estructuradas y grandes diferencias entre entornos culturales, sectoriales y funcionales puede darse la sensación de que el profesional no es competente cuando en realidad lo que ocurre es que no estaba en el lugar idóneo para el desarrollo de su talento.
“No ubicar cada talento en su lugar implica un alto coste económico y emocional”.
Por eso las empresas, conscientes de lo fundamental que es la gestión del talento humano, diseñan planes, realizan assesment (evaluaciones de habilidades) y dibujan planes de carrera con herramientas que a veces resultan insuficientes o parciales para la velocidad de cambio y complejidad del entorno organizativo actual.
La buena noticia nace de lo que creemos a veces que es una amenaza y que en cambio considero una oportunidad: sofisticadas soluciones tecnológicas en el campo del talento y los RRHH que ayudan a empresas y profesionales a comprender mejor el encaje de sus habilidades en la organización y su integración con sistemas de aprendizaje personalizado que ofrecen al profesional su propio itinerario formativo sin incurrir necesariamente en un excesivo coste para la empresa.
Es verdad que la tecnología ha destruido muchos empleos pero también está contribuyendo a la mejor gestión del talento ayudando a analizar, simplificar y poner foco en la conexión de los mejores profesionales con las oportunidades que les puedan hacer crecer más.
Agradecimiento de Arancha Ruiz
Me siento afortunada de conocer a Andreu y formar parte de esta comunidad [IP] de personas interesantes.
Pero sobre todo me siento agradecida por descubrir cada día nuevas historias de personas que organizadas en redes de asociaciones, empresas, o simplemente agrupaciones aportan cada día su talento generosamente. Cuando escucho sus historias les animo a que desarrollen su marca personal para que ganen visibilidad, que acrecienten su fama para captar más recursos y aliados con los que seguir trascendiendo y continuar construyendo un legado de gran valor para nuestra sociedad.
La historia de Joaquim Josep Veà fue recogida también por Esther Paniagua y publicada en el periódico El Mundo “Alérgico al único medicamento que podía curar su cáncer”»
Foto de Carlos Ventos.