Una vez conocí a un profesional con muchas ganas de aprender y de desarrollarse.
Cuando decidió cursar un MBA para continuar con su formación continua se dirigió a su empresa para comunicarle sus intenciones. No solicitó ayuda económica, sabía que no se la darían.
En el fondo, casi le parecía mejor. Hacía tiempo que se preguntaba si ese era el tipo de organización donde quería crecer.
Desde fuera todo parecía perfecto. Multinacional presente en más de 100 países, con miles de empleados. Una amplia gama de servicios profesionales para clientes de primera fila.
Servicios profesionales prestados gracias a la materia gris de los empleados.
Pero esa persona tenía dudas sobre si esta empresa realmente valoraba el talento interno.
El trabajo del día a día era muy exigente, pero eso no le importaba. Le gustaba lo que hacía. Hacía tiempo que quería hacer cosas nuevas, así que pidió que le integraran en nuevos equipos y asignaran nuevas funciones.
A la compañía no le resultaba cómodo y le dió largas: ¿quién haría su trabajo?
Si le daban otros temas para desarrollarse, tendrían que formar a un nuevo empleado para hacer su tarea y eso llevaría tiempo y dinero. Mejor dejarlo como estaba.
Así que tapón en la cabeza, freno en los pies. Chaval, te quedas como estás.
Pero él no se conformaba, así que dijo: quiero estudiar un MBA, quiero aprender más – PUEDO HACER MÁS-
La empresa no podía negarse….pero sí podía entorpecer.
“Entendemos tu decisión, pero tendrás que realizar el Master fuera de tus horas de trabajo. Si necesitas acudir a clase, será a cuenta de tus vacaciones.”
Esta persona no se arredró.
Y durante dos años trabajó y estudió a la vez a un ritmo trepidante, sin un solo día de vacaciones. Sin un solo día de desconexión. Dando la talla en un MBA de una de las escuelas más prestigiosas del mundo y trabajando a la vez en una de las empresas de servicios profesionales más exigentes y competitivas.
Hoy esa organización ya no forma parte de su proyecto personal. No es donde quiere desarrollarse. Yo no se lo reprocho, ¿quién querría?
Una empresa que no apuesta por el desarrollo del talento, que no apoya la formación de sus profesionales y que no tienen humanidad para comprender que una persona no puede estar a un 120% sin descanso.
Me quedé tan impactada cuando escuché su historia que decidí buscar qué decía la empresa sobre su política de talento. Los valores sobre los que basaba su esencia. He aquí:
«Nuestra gente representa para nosotros el mayor activo de la compañía, por eso estamos comprometidos a hacer de nuestra organización un mejor lugar para crecer. Adoptamos políticas de igualdad y trato justo, a las que sumamos un plan de carrera y formación continua acorde a los objetivos individuales de cada empleado«.
– Que luego no me vengan con esa frase de “valoramos el talento interno”.
– Que no me cuenten que “tenemos un problema reteniendo profesionales” y que “en los últimos años estamos perdiendo mucho talento”
– Que no se consuelen con frases como “los jóvenes de hoy ya no se comprometen con nada, no están acostumbrados al sacrificio que supone estar en una organización de élite”.
Quizá no querían desarrollar en concreto a ese profesional y ya les va bien que se busque las habichuelas en otro sitio. Pero si yo estuviera sentada en la silla de al lado, también estaría recibiendo ese mensaje.
Hechos son amores y no buenas razones.
Empresas, si queréis evitar la fuga de talento:
- No encasilléis a los profesionales –ayudadles a desarrollarse en nuevas áreas-
- No queráis quitaros el problema de la rotación. Es mejor que crezcan dentro que cortarles las alas para ahorrarse un proceso de selección. Es inevitable que si quieren crecer, lo harán-dentro o fuera de la empresa-.
- Apoyad de verdad la formación. La educación es un tesoro.
- Los “casos aislados que necesitan una decisión tajante” dejan huella en el ánimo de los empleados. Piensa muy bien lo que haces.
- Sabed que los jóvenes son jóvenes, pero no estúpidos.
- Cada decisión que se toma respecto a los empleados en una empresa de servicios es una decisión que afecta directamente al negocio. Porque estás incidiendo sobre el activo más importante que tienes: el talento humano.
A más de un directivo se le debería caer la cara de vergüenza repasando la misión y los valores de su empresa. Espero que esta historia –real- sirva para que las personas con capacidad de decisión sobre empleados reflexionen sobre qué quieren lograr y sobre todo, cómo.
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Leo esto y me siento identifcado al 100% …
cuando eres bueno en algo, las empresas te encasillan y no quieren darte la oportunidad de crecer… porque eres quien les soluciona los marrones …. pero ves como otros menos aptos son ascendidos
Así que tienes que buscar tu propio camino. Un plan B, y asi lo hice, MBA + trabajo al 100% = un año sin vida por un sueño … pero merece la pena luchar por tus sueños, la recompensa, la satisfacción personal de haberlo logrado es superior a la frustracion que puedas sentir porque en la empresa donde trabajas no quiera darte una oportunidad.
Por compartir mi actual situacion… Hace 1 año termine el MBA y a día de hoy sigo luchando en mi empresa por demostrar lo aprendido y ganando pequeñas batallas poco a poco… esta siendo muy duro ya que que donde estoy ahora mismo se que mi recorrido profesional es muy limitado… y no me terminan de dar la oportunidad. La solución esta clara… buscar otro reto en otra empresa. El problema es que a día de hoy las oportunidades profesionales son muy escasas y compites con profesionales que te sacan años de experiencia y el MBA no es un «winner» sino un «qualifier»
Un profesor nos dijo, que esto es una carrera de fondo… y cuanta razón tiene… así que aunque no me sienta realizado profesionalmente sigo luchando por encontrar la oportunidad profesional que me permita contribuir mas de lo que me dejan hacer ahora y que me permita seguir creciendo… La búsqueda esta siendo larga y dura pero ganas no me faltan y se que al final voy a conseguirlo.
Es una verdadera pena pero este post podría estar escrito en los años 80´s y muy posiblemente también tendría vigencia dentro de 10 años. Lo que no entiendo es porque verdades tan obvias, tan evidentes y errores tan flagrantes se continúan repitiendo una y otra vez.
Pasa lo mismo que con el liderazgo, todos hablamos sobre como»liderar» a las personas» y en cambio lo que hacemos cuando erramos es querer hacer que la gente haga lo que nosotros queremos……pero sin que ellos se den cuenta, por su propia voluntad. ¡La gente no es tan tonta, afortunadamente¡.- Un saludo.
En primer lugar, no me puedo creer que no tengas ningún comentario todavía. Quizás es que lo que dices es tan bueno y claro que no necesita comentarios de nadie.
Pues yo creo que sí, que hay que decir las cosas como son, así: claras y concisas. Sin herir a nadie y sin hacer que nadie se pueda sentir herido.
Me parece verdaderamente hipócrita que a las empresas se les llene la boca con ese tipo de argumentos falaces con los que creen que enriquecen su categoría personal. Lo mejor de todo es que a esos también se les pilla.
Hace poquito escribí un artículo en el que criticaba el valor del empleado en este tipo de casos de empresas que, si no te importa, aprovecho para compartir: http://www.controlx.es/blog/?p=299 (por supuesto puedes editar este mensaje y borrar esta parte si no consideras correcto que lo haga).
Enhorabuena de todo corazón porque me ha gustado mucho leer tu artículo.
Un abrazo,
Rafael Lara
Estuve 10 años ena empresa con políticas corporativas de RrHh preciosas, pero luego cada centro era un cortijillo y maltrataban así a los mejores. Cada mes se iba 1 o 2 personas. Si un mes no se iba nadie, al siguiente eran 4. Como dijo alguien allí:»no nos preguntemos porqué se van lo que se van, mejor preguntemos porqué nos quedamos los que nos quedamos»
Hola A, tu tesón y perseverancia son admirables, y te animo a que continues con la búsqueda del proyecto que te realice personal y profesionalmente. Como tu profesor, yo soy de las que piensan que las cosas al final terminan por llegar. Lo que ocurre es que no siempre terminan siendo como al principio las deseábamos.
El protagonista de la historia estaba tan desencantado con las grandes organizaciones, que su aspiración eran montarse por su cuenta. Puede que termine siendo un excelente emprendedor, pero también podría llegar a ser un extraordinario directivo. Si la empresa no es capaz de verlo, es una gran pérdida para una organización que vale lo que vale gracias al talento de sus profesionales.
El comentario de Ana es muy oportuno. ¿Quién se queda y quién se va? ¿Incitan realmente a abandonar la compañía quienes ellos quieren o se quedan con los que se conforman?. No se puede generalizar, pero como escribía en el post, la decisión que se toma sobre un empleado nunca es un caso aislado en la organización. Crea un precedente y afecta en el ánimo de los demás.
Manuel, el otro día leí un post muy interesante sobre «Recursos Humanos 2.0». Muchas empresas se quieren orientar a las redes sociales y a la comunicación 360º sin haber dado el paso más necesario de todos: escuchar de verdad a su empleado, preocuparse realmente por su talento y su desarrollo. Mucha red social profesional pero poca humanidad. Me parece querer comenzar un camino sin darse cuenta de que te faltan los pies. Los libros de management están llenos de casos de éxito de organizaciones…y también de fracasos. Uno de los elementos fundamentales que inclina la balanza a un lado u otro es la gestión del equipo, el «factor humano». Como bien dices, Manuel, esta historia podría haber sido escrita en los años 80. Pero no sé si esa empresa seguiría hoy compitiendo en primera fila, o si estaría a la cola y a punto de desaparecer.
Rafael, muchas gracias por compartir con nosotros tu artículo. Me gusta especialmente la reflexión de «Así que tendremos que hacer las cosas desde dentro y luchando por conseguir que se den cuenta de lo que tienen las empresas». La transformación empieza siempre desde dentro, y estoy convencida de que no todas las empresas son como la que inspira el artículo. Hay grandes organizaciones que sí que están realmente orientadas al desarrollo del empleado, que les reconocen y premian su esfuerzo y dedicación – comparto contigo que es importantísimo ese reconocimiento, no sólo de forma económica-. Sirva pues esta historia para felicitar a las empresas que sí que lo hacen, y para empujar a las que no, dejándoles claro que lo que pueden obtener con el tiempo es la fuga del talento, y con ello, su propia destrucción.
Hola Arancha!
Es la primera vez que paso por tu blog y creo que no será la última ;).
Me has dejado sin palabras. Una gran denuncia de una situación en la que lamentablemente me he visto implicada. Me parece que actualmente, más que gestionar talento, las empresas quieren a individuos (o números) con un coste «X» fijo y fácilmente reemplazables (si sabe más o puede hacer otras cosas, no les importa).
¿Hay algún trabajador ambicioso que podría desempeñar más funciones? ¿Si estudia podrá echar las mismas horas extras que el resto? ¿Se rinde al mismo nivel? ¿Qué piensan los puestos intermedios de sus aspiraciones? ¿Y sus compañeros? ¿Destaca demasiado? En según que organizaciones parecen características negativas del trabajador…
Es una lástima que en lugar de dar facilidades a las personas que luchan por superarse a si mismas, se pongan barreras. Lo único positivo es que hechos así son los que nos abren los ojos e incitan a buscar nuevas oportunidades laborales.
Lo dicho, genial el post. Te sigo a partir de ahora,
Un saludo,
Hola Rebeca, ¡muchas gracias por pasarte! Siento que seas una de tantas que luchan día a día por demostrar que hay ganas y luchar contra organizaciones que parecen que las han perdido. La parte positiva es que no todas son así, afortunadamente conozco muchas empresas que realmente se preocupan por el talento y, por encima de todo, por las personas.
Pero para las que no…¡a ver si van abriendo un poco los ojos!
Me ha encantado el artículo. Plasma la realidad que se ve en muchas empresas incluso hoy en día desgraciadamente. No todas tienen en funcionamiento un verdadero plan de formación continua ni alientan a aquellos con ganas de superarse. Recuerdo como en una empresa me comentó mi jefa cuando quería apuntarme a un curso de formación que no me hacía falta, que ya sabía demasiado. Afortunadamente eso me hizo reflexionar y cuando tuve la oportunidad, me animé y creé mi propia empresa.
Un saludo
Carie
Hola Carie,
Este artículo llama a la reflexión a todos aquellas personas que tienen equipo a su cargo. Desarrollar personas no es sólo algo bueno para la organización, es una obligación como directivo. Cuidar de tu gente y hacerles realizarse en su trabajo, motivándoles cada día: para que aprendan, para que asuman nuevos retos. Y para ello hay que darles herramientas, siendo la más importante la formación.
Las empresas han perdido contigo un empleado, pero ¡han ganado un competidor! espero que te esté yendo muy bien en tu negocio.
Un abrazo