Ya sabéis que leo muchas publicaciones para mantenerme al día y entre mis habituales están las de la consultora McKinsey. Justo hace unos días leí un post que me hizo reflexionar. En él, tres socios de McKinsey teorizan, partiendo de datos de cientos de compañías, sobre lo que bautizan como la ‘estrategia detrás del palo de hockey’. Los tres socios -Chris Bradley, Martin Hirt y Sven Smit- han escrito un libro en el que explican algunos de los sesgos que pueden mermar la estrategia de un proyecto o de una compañía.
Esto es de lo que os quiero hablar hoy: encontrar tu tribu, tu grupo de personas al que perteneces y te sientes cómodo, tu grupo «ideal para trabajar» es absolutamente genial; aun así, mimetizarse demasiado puede llegar a ser un problema y generar sesgos en la estrategia. Según los tres socios de McKinsey, «cuando personas con experiencias y objetivos compartidos se reúnen, a menudo se cuentan historias favorables. Esto comporta un sesgo en la sala de estrategia. Si estos sesgos no se cuestionan, se crea una falsa certeza que conduce a una estrategia defectuosa».
Sesgos de grupo que afectan
Algunos de los sesgos a tener en cuenta son:
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Efecto Halo
Se trata del sesgo que provoca fijarse únicamente en los logros del equipo sin tener en cuenta el conjunto del mercado. Por ejemplo: «Como el año pasado ganamos un 6%, hemos decidido mantener la misma estrategia que entonces dado que ya lo hicimos muy bien», sin tener en cuenta que el conjunto del sector también creció un 6%, cosa que implica que el margen de mejora es muy elevado, pero no se está prestando atención al entorno.
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Sesgo de confirmación
Asumir que las hipótesis iniciales son correctas y que la estrategia funciona. Por lo tanto, se comete el error de no examinar el escenario en el que la estrategia no funciona. Confirmar la estrategia en base a sujeciones como por ejemplo: «Nuestro mayor competidor está explorando también esta estrategia, por lo que se asume que es la buena».
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Pérdida de aversión al riesgo
Apostarlo todo al rojo. No querer contemplar otras alternativas, porque se ha perdido la aversión al riesgo que a veces es necesaria para tener un plan B preparado. Estar demasiado seguros de la estrategia que el equipo ha montado y no cuestionarse.
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Sesgo de Campeones
Es pensar que como el equipo es tan bueno, ha ganado otros proyectos y se amolda tan bien, ya lo va a ganar todo. No pensar en cada proyecto como uno es un error. Si se cae en la premisa falsa que una vez exitoso, siempre exitoso, puede promover una peligrosa auto-confianza. Todos sabemos que el éxito que no se trabaja se va más rápido de lo que ha llegado.
Todos estos sesgos es muy fácil que aparezcan cuando la mimetización dentro de un equipo es muy fuerte. A veces, nos pasa que nos cuesta de verlo desde fuera, de ser críticos con nosotros mismos o con nuestro equipo si estamos demasiado cohesionados.
Evitar estos sesgos es uno de los trabajos más difíciles del líder y del profesional. Un buen líder y un buen profesional querrán encontrar el equipo ideal, que todo el mundo se lleve bien para que las cosas salgan bien, pero habrán de ser cuidados con el efecto de los sesgo de grupo. Deberían hacerse cada día unas cuantas preguntas clave y responder desde la cabeza y no precipitarse.
Si tenéis equipo bajo vuestra responsabilidad, ayudadles a salir de la burbuja y mirar las cosas desde otro ángulo. Si estáis pensando en vuestra carrera, sed autocríticos y cuestionarlo todo las veces que haga falta usando herramientas como las descritas en «EL Mapa de Tu Talento». es la clave para evitar todos los sesgos mencionados.
Estar dándose palmadas en la espalda todo el día no es bueno; asumir que mi equipo o mi tribu es el mejor e imbatible siempre te lleva a la ruina. El mejor equipo, la mejor tribu estarán formados por cabezas despiertas, perfiles muy diversos y un ambiente agradable pero que motive a la superación; la autocrítica y una sana ambición por llegar más lejos con apertura de miras.
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