Hace tan solo unos días hablábamos en Historias de Cracks de cómo las redes sociales sólo son una herramienta más para ejercer la Marca Personal, pero que en ningún caso son la única vía. No negaremos que las redes nos ayudan a crear comunidad y networking, a tejer un buen liderazgo y a conectar con otras personas que de modo físico quizá no estén a nuestro alcance, pero debemos recordar que si no usamos bien las redes, todo ello se convierte en una mala gestión de la Marca Personal. Es más, si desaparecieran las redes y, con ellas, desapareciera tu Marca Personal, es que hay algo que has hecho mal.
Para ello, os voy a poner un ejemplo de una persona muy famosa que tiene muy claro ese concepto y ha conseguido tejer una Marca Personal de role model. Seguro que todo sabéis de quien hablo: Beyoncé. La realidad es que esta pedazo de cantante y bailarina ha conseguido, con sus 40 años de vida, ser una de las artistas más conocidas del mundo. Y no le han hecho falta las redes para construir una marca sólida y exitosa.
De hecho, no fue hasta hace unos meses, con el lanzamiento de su nuevo álbum Renaissance, que la artista aprovechó para abrirse un canal de TikTok. Nunca antes lo había tenido, y en menos de dos horas superó los tres millones de seguidores. Subió todo su catálogo a la plataforma y compartió un montaje de vídeo de varios fans danzando Break My Soul, su último sencillo, tal y como relata el artículo de Smoda de El País. Pero, al igual que en su Instagram, Beyoncé ha optado por no seguir a nadie.
@beyonce ♬ BREAK MY SOUL – Beyoncé
Y es que, seamos sinceros, a estas alturas nadie espera que Beyoncé vaya a protagonizar bailes virales o a hacer el reto tiktokero del momento. De hecho, la cantante ha renunciado desde siempre al exhibicionismo en las redes, y mantiene su privacidad a raya. No sabemos quienes son sus amigos, ni cómo es su casa, ni qué hace cuando no actúa o compone. Ella siempre ha defendido no enseñar más de lo que implica a su trabajo, y a diferencia de Madonna o famosas más recientes, como las Kardashians, Aitana o Ester Expósito, que parece que no pueden vivir sin Instagram o TikTok, Beyoncé ha dicho en muchas entrevistas que le gusta «ser capaz de elegir» lo que quiere compartir.
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En una entrevista que le hizo la revista Harper’s Bazaar el año pasado, lo decía de manera muy clara: “A lo largo de mi carrera he procurado establecer límites entre mi imagen laboral y mi vida personal. De hecho, mi familia y mis amigos a menudo olvidan mi lado más bestia en tacones de aguja hasta que me ven actuar. En este negocio, gran parte de tu vida no te pertenece a menos que luches por ella, así que he luchado para proteger mi cordura y mi privacidad porque mi calidad de vida depende de ello. Gran parte de lo que soy está reservado a las personas que quiero y en las que confío. Los que no me conocen podrían interpretarlo como que soy esquiva, pero la razón por la que esas personas no ven ciertas cosas de mí es porque mi trasero de Virgo no quiere que las vean… ¡No es porque no existan!”.
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Como la mayoría de las familias, la de Beyoncé ha pasado por momentos duros. Y en otras circunstancias, su fama habría hecho de su vida privada un show público, pero ella siempre ha sabido separar las cosas. Nunca ha querido hacer negocio con algo que no esté explícitamente relacionado con su trabajo o su industria. Seguramente por ello, la imagen pública de Beyoncé se ha resguardado intacta. Ella se muestra en las redes en conciertos, componiendo o actuando; comparte con sus seguidores el motivo de que la sigan: su talento. Y deja el chismorreo de lado, ejerciendo como un gran role model de Marca Personal en ese sentido.
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