El «ir hacia arriba» que a veces nos venden como la única opción para evolucionar y progresar en una carrera profesional no sirve para todo el mundo. Y tampoco es verdad que ser manager sea la única forma que puede tener una carrera de éxito, ni que sea el único destino que todo profesional debería perseguir. Aprender a decir que NO y hacerlo de buenas maneras es crucial. No todo el mundo está hecho para el ascenso…ni quiere el ascenso, aunque sí quiera crecer. Se puede crecer lateralmente y de forma igualmente exitosa. Lo más importante en todo esto -y generalmente lo más difícil- es a qué decir que SÍ y sobre todo a qué decir NO.
Este artículo de Harvard Business Review ‘How to politely say no to being a manager’ cita una comparación de Cathy Benko, empresaria y antigua vicepresidenta de la consultora Deloitte. Según Benko, el crecimiento profesional se puede comparar con una estructura de rejilla o celosía: en matemáticas, una red se extiende infinitamente en cualquier dirección, y asimismo lo puede hacer la carrera profesional. Que no vaya hacia arriba no quiere decir que no crezca. Hay profesionales que quizá quieren seguir el camino de ir ascendiendo y llegar a liderar y gestionar equipos; otros quizá prefieren ir creciendo en funciones dentro de su mismo rol.
Ambas opciones son igualmente exitosas, y aquí viene la moraleja: lo que entendemos como éxito es algo subjetivo y cada uno tiene su visión y ambición. Al final, todo depende de lo que quieras para ti y para tu vida, mientras esto te realice cada día y te haga crecer como persona.
¿Cómo decir que no?
Aunque una propuesta de liderazgo es tentadora, uno debe tener claro qué quiere y si este rol hace para él. Si no nos lleva donde queremos ir, más vale aceptar que no es lo que queremos en nuestra vida y decir que NO. Pero este paso no es fácil. Para hacerlo sin cerrarnos puertas, es importante enfocar bien el no y hacer entender a la organización que no es un desprecio, sino que puedes aportar más en tu rol habitual, y la gestión no es el camino que quieres tomar. Aquí unos cuantos pasos para enfocar bien este trance:
- Crear un caso de negocio: Antes de decir que no, debemos pensar muy bien los pros y los contras. Plantear la situación como si fuera un caso de negocio de la empresa es siempre una buena manera para verlo más claro. Y una vez tomada la decisión, puede plantear a la empresa también en forma de caso de negocio por qué permanecer en su función actual es lo mejor para la organización, más que no pasar a la gestión y dejar de lado los proyectos que tenía empezados.
- Comunicación y claridad: Una vez tomada la decisión de desestimar ese cargo, uno debe explicarlo de manera clara a su superior. Debemos tener en mente cuál es nuestro plan de éxito para poder comunicarlo con la organización, de modo que no solamente sea que estamos declinando un puesto sino que quede claro dónde queremos llegar. Si no nos comunicamos, probablemente no nos darán lo que queremos.
- No cerrarse puertas: Decir que no con elegancia es crucial para no cerrarse futuras puertas que, aunque quizás ahora no es el momento, a lo mejor lo es en un futuro. Ser amable y ofrecerse a ayudar como sea, ya sea proponiendo algunos nombres que pueden encajar en la función que desestimas o ofrecerte a asumir parte de las funciones mientras no encuentren la persona es una buena solución.
De todos modos, lo que debe quedar claro es que cada uno tiene su idea del éxito profesional y muchas veces no pasa por liderar equipos o ser gerente. Cualquier opción es válida, y lo peor es aceptar un cargo para el que no estás preparado y que tampoco te apetece. Aprender a decir que no de un modo correcto y elegante es vital para la profesión y para la vida. Y también para crecer.
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