Hace unas semanas, compartí en LinkedIn un post hablando de cómo se gestó mi segundo libro “Qué busca el headhunter”. La propuesta de escribirlo llegó a mí en un momento personal difícil, pero pese a las circunstancias, en seguida supe ver la oportunidad. El mercado del empleo estaba cambiando, y alguien tenía que hablar de ello. Era el momento de dar herramientas a los candidatos. Ya no para preparar entrevistas o CVs, sino para ayudar a impulsar su talento a través de la marca personal y el networking.
Así que podría decirse que en vez de buscarlo, el libro me encontró a mí. Abordé el proceso de escritura con la certeza de aportar un contenido real: cómo funciona el mercado del empleo y lo que sucede entre bambalinas. “Qué busca el headhunter” surge de la necesidad de tejer puentes entre las empresas que quieren contratar talento y el talento que quiere ser encontrado. Va dirigido a todos aquellos que intervienen en la selección: recruiters, empresas, candidatos y headhunters. Todo con el objetivo de acercar posiciones para ganar eficiencia en la selección.
Lo que quería publicando este libro era ayudar a los profesionales y… ¡Lo conseguí! Hace unos meses, recibí en LinkedIn un mensaje de José Manuel, un profesional que me contó los beneficios personales que obtuvo de “Qué busca el headhunter” y cómo su lectura le ayudó a impulsar su carrera y encontrar un nuevo empleo en su línea profesional. Hoy os comparto su historia:
La historia de José Manuel
Así comienza la historia de superación personal y profesional que vivió José Manuel en el mercado del empleo:
“Trabajé en un grupo multinacional durante dieciocho años. Durante mucho tiempo, uno de mis objetivos era buscar una experiencia internacional, dado que en España y para el Departamento Financiero, el grupo no podía ofrecerme un puesto mejor. Fue entonces cuando una buena amiga me aconsejó que empezara a buscar fuera del grupo, pero no me animé. El temor a qué pasaría sin el cobijo del grupo, en el mercado laboral, se manifestó con fuerza. Y la oportunidad de trabajar en el extranjero llegó. En el viaje a mi nuevo destino, México, me llamó la atención el título de un libro que encontré en una de las tiendas del aeropuerto de Barajas: “Qué busca el headhunter”. “Por si acaso…”, pensé.
México era un puente para llegar a Estados Unidos, que desde hace mucho tiempo me atrajo por su espíritu abierto, competitivo y emprendedor. Pero el paso siguiente nunca llegó. Ahora pienso que si, en mayo de 2016, las expectativas de triunfo electoral de Trump fueran mayores, no habría dado el paso. El grupo para el que trabajaba promovía y abanderaba la movilidad geográfica internacional: conocí compañeros de otros países como consecuencia de ella. Pero a partir de, aproximadamente, mediados de 2018, los mensajes empezaron a ser diferentes. Directivos europeos regresaban de sus experiencias americanas; las nuevas ofertas que se abrían eran poco atractivas, pareciendo más invitaciones a salir que no para seguir haciendo carrera.
Finalmente, llegó una oferta para mí… pero otra vez en México. Quiero mucho a este gran país, pero la calidad de vida, en primer lugar por la inseguridad, es manifiestamente mejorable. Tuve tiempo de constatar cómo las estadísticas oficiales sobre seguridad pública del nuevo gobierno, lejos de mejorar, empeoraban. Así que entendí que lo mejor para mi esposa y mis dos hijos era emprender el viaje de regreso a España. Maloserá, pensé.
Desempolvé el libro “Qué busca el headhunter” y reanudé su lectura. Todavía en México, como muchos otros compañeros dentro del grupo que temían por su futuro, abrí un perfil de LinkedIn. Empecé a sondear mis contactos y comencé a enviar CV a algunas ofertas públicas que se publicaban, algo desorientado, donde creía que podía encajar.
Al llegar a España, te envié un mensaje a través de LinkedIn contándote mi situación. Mi sorpresa fue cuando constaté que me habías respondido, para animarme, asegurándome que mi perfil era completo, interesante y siempre demandado por las empresas. “Empieza un camino árido”, me dijiste, pero estabas segura que antes o después encontraría lo que buscaba.
Sin embargo, las propuestas tardaron mucho en llegar. No sé cuántos CV envié a través de LinkedIn… Yo creo que unos 150. Por fin, un cazatalentos me llamó unos tres meses después de iniciar la búsqueda para verificar datos.
En mi salida negocié mi inclusión en un programa de transición de carrera, y lo leído en el libro coincidía con los consejos del programa. He de decir que estos programas funcionan y fui afortunado con la coach que me tocó. “Contactos, contactos, contactos. Pide recomendaciones a tus contactos de LinkedIn”, me aconsejó. Yo tenía algunos, en particular de mi última etapa en España, donde participé activamente en procesos de selección, tanto para mi departamento como para operaciones. Así que tiré de agenda: ex compañeros de trabajo, profesionales del ámbito laboral, consultores fiscales, clientes y, por supuesto, cazatalentos. Gracias a la generosidad de algunos de ellos supe de algunas opciones. Rechacé dos o tres de ellas, por creer que no era lo que buscaba.
Pierde la timidez, atrévete. Insiste. Arancha lo escribió una vez en un post y lo hice. Llamar una y otra vez a mis contactos. Uno de ellos, en concreto, se me resistía. Pero una tarde, después de insistir por enésima vez, me llamaron de parte suya para preguntar mi interés por una posición. ¡El puesto en el que trabajo ahora!
El puesto parecía encajar con lo que yo buscaba. Honestamente pensé que mi perfil encajaba con las características de la posición. La primera entrevista confirmó esa idea, y además me entendí muy bien con mi interlocutor desde el primer momento. Mi coach insistió: “¡Sé generoso, muestra todo lo bueno que tienes, lo que puedes aportar!” A quienes lean esta aportación, les aconsejo que estudien y repasen sus aptitudes y debilidades. Para ello, además de seguir con el programa de transición de carrera, recurrí a otro título de Arancha: “El mapa de tu talento”. Seamos conscientes de las cartas que tenemos para sacarles el máximo provecho.
Más tarde, llegó la segunda entrevista. Después irrumpió el coronavirus e impidió la tercera, en la sede central del grupo. El proceso se suspendió justo el día previo a la declaración del estado de alarma. Pero diez días después, recibí una llamada: “Te llamo para hacerte una oferta”, me dijo el cazatalentos. La oferta llegó cinco semanas y media después de aquella primera llamada.
“Qué busca el headhunter” me sirvió principalmente para dos cosas:
- Reforzar la confianza en mí mismo. Me sentí muy solo en el proceso de búsqueda, pero su lectura y el programa de transición de carrera en el que participé me hicieron ver que no lo estás. Bajo las ofertas de trabajo publicadas se mueve la verdadera búsqueda del talento, en donde las empresas están casi tan desorientadas como tú, buscando no solamente el profesional idóneo, sino al hechicero que resuelva los males de los que adolece su organización.
- Entender la función del cazatalentos, cuál es su motivación, qué busca, para quién y cómo trabaja. Tener esto claro me permitió intentar extraer de él toda la información posible para conocer mejor la empresa que busca, sus motivaciones y su oferta. Creo que la clave es darte cuenta que, aunque no eres su cliente, puedes hacer de él tu mejor aliado. La conjunción de intereses de ambos lo hace posible y puede ser muy útil y productivo.
Creo que este libro debe leerlo cualquier persona que piense en buscar un cambio de aires a su desarrollo profesional; es decir, preferentemente antes de quedarse sin trabajo, como fue mi caso. Pero para quienes estén desempleados también es muy útil. Es fundamental reafirmar la autoestima, profundizar en el conocimiento de uno mismo y nunca, nunca, dejarse vencer por el desánimo, que siempre acecha.”
El desenlace
José Manuel nos cuenta que leer “Qué busca el headhunter” le ayudó a reafirmar sus talentos y a valorar sus atributos como profesional. A recuperar la auto-confianza para apostar en sí mismo. Aprovechó la reputación creada a partir de su marca personal. Aprovechó los contactos, esa red de aliados clave construida con el networking de muchos años de trabajo, para ir en busca de una nueva oportunidad. También escuchó y aplicó los consejos que recibió en el programa de transición de carrera y a través de otros profesionales que le ayudaron a sacar brillo y orientar su talento, como su coach. Se arriesgó… ¡Y lo consiguió!
¿Queréis saber cómo acabó su historia? ¿Si consiguió el empleo que quería? Hace poco recibí otro mensaje suyo con actualizaciones:
“¡Hola Arancha! Quería saludarte y decirte que he encontrado trabajo, de responsable financiero, como estaba buscando. ¡Estoy trabajando desde finales de marzo! De alguna manera le gané la carrera al coronavirus.
Tus libros me han sido de gran ayuda y quería contártelo, ahora que he decidido cambiar mi perfil de LinkedIn, porque tuviste la atención de contestar mi mensaje cuando comencé esta singular andadura en el mes de noviembre. Me siento bendecido y muy agradecido, agradecido con gente como tú. ¡Saludos y hasta siempre!”
Recuerda: Utiliza los recursos que estén a tu alcance para seguir creciendo y aprovechando las oportunidades profesionales que se te presentan. Haz networking para conseguir aliados clave. Trabaja tu marca personal y crea un mensaje eficaz para hacer visible tu talento. Muévete, infórmate, busca, llama, contacta. No tengas miedo, ¡provoca el cambio!