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cuenta tu historia

A menudo prejuzgamos a las personas sin conocer su historia o darles la oportunidad de compartirla. Siéntate al lado de esa persona con quién colabores o de tus amigos y anímales a abrirse contigo: cuenta tu historia, conoce la suya, averigua cuál fue su camino hasta llegar allí, comparte el tuyo… Las historias permiten proyectar la persona que eres y también la que quieres ser. La cuestión no es de dónde partes, sino a dónde quieres llegar y hacerte con los aliados que necesitas para alcanzar tus metas.

Imagina que es lunes a las ocho de la mañana. Llegas a la oficina. Es muy pronto, pero las luces están encendidas. Caminas hasta tu escritorio. La planta parece completamente desierta, menos por una pequeña figura que se alza entre las demás mesas: la responsable de ventas ha llegado antes y ya se encuentra sumida en la pantalla de su ordenador. ¿Qué hace aquí tan temprano? Si ella tiene un cargo más alto que el tuyo y puede permitirse entrar a la hora que quiera, ¿Por qué ha empezado a trabajar antes? Seguramente la saludarás, y después empezarás a fabular. Sacarás tus propias conclusiones, en vez de preguntarle qué hace allí. Pensarás que ha llegado antes para hacerle la pelota al jefe de la empresa y así ganarse su confianza. Que lo hace sólo para quedar bien. Todos juzgamos a los demás por lo que hacen, y lo peor es que muchas veces no buscamos la mejor versión de la historia. Tenemos que dejar de hacerlo. En vez de interpretar sus actos pensando mal, pregunta. 

Hace meses, os hablaba en este blog de la importancia de contar historias, y de cómo el relato que utilizamos puede construir nuestra marca personal y la visión que los demás tienen de nosotros. La imagen se forma a partir de las distintas versiones que nuestro entorno cuenta, es decir, que construir una reputación u otra depende de cómo hablen de ti las personas que te conocen. 

Algo que debemos asumir es que no podemos controlar todo lo que los demás piensan o dicen de nosotros, sean amigos con versiones amables o enemigos con críticas maliciosas. Lo que sí que podemos hacer es conocer parte de esa reputación y comunicar nuestra versión para aunar percepciones. Y no se trata sólo del yo, yo, yo. Si esto es bueno para ti, también puede serlo para los otros. Ayuda a los demás a que cuenten sus historias, compartan sus deseos, te expliquen qué necesitan. Porque la mejor parte del camino que ambos queréis recorrer es compartido, y podéis apoyaros el uno en el otro.

“Jamás he podido no apreciar a una persona una vez escuchada su historia”

Esta frase la tengo clavada en mi corazón desde que la escuché hace años en esta TED que os comparto aquí. En ella, Andy Stanton, el Director de Creatividad de Pixar y responsable de muchos de los grandes éxitos de los estudios, habla sobre el poder de las historias:

Desde entonces, he sentido esta frase como mía. Porque expresa perfectamente lo que yo siento cuando una persona cuenta su historia. Una historia que me hace vibrar, que me hace entender sus miedos, además de los problemas que tiene que sortear en su día a día.

ADORO LAS HISTORIAS. De hecho, suelo utilizar a menudo las historias para compartir herramientas e inspirar sobre talento y marca personal. Una de mis favoritas es la de Kathrine Switzer. 

Kathrine Switzer fue la primera mujer de la Historia en correr un maratón con un dorsal. Fue en el Maratón de Boston de 1967, época especialmente dominada por el sexismo, y donde le demostró al mundo que el género nunca debería ser un obstáculo para la realización del éxito profesional. El relato de Kathrine contiene generosidad, tesón y valentía. Kathrine decidió entrenarse duramente durante meses para alcanzar su objetivo. Y a pesar de que muchos afirmaban que no sería capaz de cruzar la meta, Kathrine no se rindió, sino que demostró una gran persistencia, fortaleza, y sobre todo talento.

Sin embargo, en la historia de Kathrine, además de un objetivo y camino de lucha, hay que tener en cuenta otros dos factores determinantes: 

  • No estaba sola: Tenía el apoyo incondicional de sus compañeros de viaje. Su marido y entrenador estuvieron junto a ella, la apoyaron y le dieron la seguridad y ánimo que le ayudó a llegar hasta la meta. 
  • Su gesto fue visible: Dos años antes, otra corredora había intentado sin éxito la gesta de Switzer. Sin embargo, nadie lo supo porque no hubo testigos ni testimonio gráfico. Kathrine lo sabía, y por eso llevaban una cámara y captaron aquél momento del forcejeo, cuando el árbitro de la competición trató de arrancarle el dorsal para descalificarla. Aquella foto dio la vuelta al mundo, salió en los medios de comunicación y promovió un debate y movilización en torno a la aceptación de las mujeres en competiciones deportivas. Sin esa visibilidad, quizás todo aquél esfuerzo no hubiera servido de nada. 

3 historias reales para animarte a que cuentes tu historia, escuches y empatices 

Algunas veces, cuando unes a personas y creas el entorno de confianza adecuado, sucede la magia. Fui testigo de ello no hace tanto, cuando durante una formación de marca personal, algunos asistentes se animaron a explicar su historia a los demás. Y lo que provocó, lejos de levantar suspicacias, fue la unión. La complicidad entre todos los asistentes y un propósito de ayuda a cada uno de los miembros del grupo, para que pudieran alcanzar sus sueños. 

¿Qué aprendimos? :

  1. La primera persona contó quién era y qué buscaba (en este caso empleo) de una forma anodina. El típico “estudié tal…” y “he trabajado en cuál”.  Entonces empecé a indagar, supongo que en ese momento me salió mi vena “headhunter cotilla”, y con una batería de preguntas fui desgranando toda su historia, detalle tras detalle. Entonces salieron a la luz una serie de logros que nos dejó a todos con una boca abierta como buzones. Sus logros no habían sido los típicos “he aumentado las ventas” o “he conseguido cambiar los procesos”. No, no. Era algo en su sector tan único y revolucionario como si hubiera dicho en el mundo de los caramelos que había inventado el Smint. ¡¿Le daba vergüenza decirlo!? Quizás sí. O quizás no había encontrado la manera de explicar algo de tanto valor sin resultar pretencioso.     
  2. La historia de otra participante tenía que ver con la situación tan extrema que viven en Venezuela. Nos animó a ayudar a los venezolanos, a darles trabajo, cobijo y ánimo. Y sobre todo, nos pidió empatizar con todo ese talento que tiene que abandonar su país, emigrar a un nuevo sitio y empezar desde cero. Es difícil cuando se tiene todo entender la situación del que lo pierde todo. Del que no tiene nada, más que sus ganas de trabajar y su orgullo. Todavía recuerdo su petición que os traslado a vosotros: si os encontráis con un venezolano, tendedle la mano.
  3. Otro participante compartió con nosotros el valor de fomentar la diversidad, tanto en las organizaciones como en la vida misma a nivel general. Su historia nos emocionó a todos, ya que conectó con la verdad indiscutible de que todos somos distintos de alguna manera. Y aunque queremos destacar (efectos instagrammers), también nos da miedo ser demasiado diferentes del grupo. Aceptar tu diferencia, incluso en lo menos popular, te ayuda a conectar con personas muy distintas que si alguna vez creísteis que no os aportarían nada, os podrían llegar a sorprender y a enriquecer como nadie antes. A veces la educación abre mentes y otra crea prejuicios. Explorando por nosotros, desarrollando el propio criterio, podremos conectar con nuestros verdaderos intereses y abrirnos una  nueva manera de ver la vida que satisfaga más.

La marca personal sirve de faro para encontrar y ser encontrado, para crecer y colaborar. Volviendo a la historia de Kathrine Sweitzer, además de construir una marca personal, sus actos generaron un cambio positivo para los demás. Nunca se trata de un factor individual, sino de lo que puedes construir con, para y gracias a los demás. Por eso las historias son tan importantes, porque sirven para diferenciarte, empatizar y colaborar con otros profesionales.

Consejos finales:

  • Si eres líder, anima a tu equipo a contar su propia historia y compartirla con los demás. Eso les hará invertir en su storytelling, herramienta muy valiosa para la construcción de su reputación y marca personal. Puedes inspirar a las personas de tu equipo con tu historia o con la historia de éxito de personalidades conocidas. En mi caso, hablé de Kathrine Switzer, pero tú puedes utilizar tu propio ejemplo o los que creas que pueden ayudar a inspirar más dentro de tu empresa. Infórmate, investiga y comparte para que los miembros de tu equipo participen y sean capaces de entenderse unos a otros. 
  • Si eres profesional, cuenta tu historia y escucha las historias de tus compañeros para empatizar con ellos. Conocer por lo que habéis pasado os ayudará a entenderos mejor los unos a los otros. Abrirte con tus compañeros también te hará sentirte más cómodo, y a la larga ayudará a construir un equipo más unido, colaborativo y basado en la confianza.

Quizá la responsable de ventas de tu empresa llega temprano porque un familiar suyo está en el hospital y tiene que salir antes de trabajar. O puede que haya decidido madrugar para corregir un informe que le ha salido mal a un miembro de su equipo. Que en vez de sentirse desmoralizado por su error, le dé feedback positivo y le ayude a construir confianza en sus capacidades.

A mí me encanta escuchar historias porque me parece un acto mágico y necesario. Os animo a que compartáis vuestra historia siempre que tengáis ocasión. Para que vuestra historia no se pierda, pero sobre todo para que vuestro testimonio ayude a empatizar e inspirar a los demás. Detrás de cada uno de nosotros existe una gran historia que merece ser contada. 

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