“El talento más valioso no es el que más sabe, sino el que más colabora”
Hace unos días, publiqué en redes sociales esta frase sobre el talento. Lo hago a menudo. Estas pequeñas píldoras surgen en mi día a día hablando con mis clientes, en conferencias, conversando sobre la vida con amigos e incluso en momentos de reflexión con mis hijos. Es como un regalo cuando una idea emerge, cuando cazo al vuelo una cápsula de inspiración. Entonces, rápidamente, abro la aplicación de notas de mi móvil y la anoto para que no se escape. La reviso tras un tiempo, la medito y si me parece suficientemente interesante, la comparto en mis redes sociales…a ver qué pasa. Y a menudo surgen cosas interesantes.
Estas reflexiones surgen de un proceso de aprendizaje, y como todo, no siempre son infalibles. Me considero muy poco dogmática, es más, me gusta retar, contrastar, enriquecer y también – por qué no- cambiar de opinión tras debatir con personas que me aportan un punto de vista distinto tras una estimulante discusión. Siempre he creído que no tengo la verdad absoluta. De verdad*. Me gustan las personas imperfectas y yo trato de ser una de ellas, porque son las que siempre tienen espacio para seguir aprendiendo. ¡Qué aburrido de lo contrario sería saberlo todo!, ¿no creéis?
*Pequeño chiste de juego de palabras
Así que, volviendo al tema de las frases, las comparto en LinkedIn y Twitter. Después observo. Las reacciones son muy diferentes… En Twitter, las frases tienen un recorrido parecido al gladiador en el “circo romano”. O gusta, con dedos alzados y retuiteos, o lo peor es el silencio absoluto. Y me diréis, ¿no sería peor la crítica? Pues no, porque como decía Michael Crichton y tanto le gusta repetir a Risto Mejide, “Si dices algo y no molestas a alguien.., ¡es que no has dicho absolutamente nada!”. En cambio, en LinkedIn, ¡cómo se ponen! Ahí es donde se abre el melón de la opinión y encuentro verdaderas perlas de reflexión y también, cómo no, la acción de algún que otro “troll”.
Colaborar no significa asentir sin motivo, sino trabajar en equipo
¿Es la colaboración lo más importante a tener en cuenta en un proceso de selección de un candidato?, ¿en un ascenso?, ¿en la contratación de un proveedor? ¿Que alguien esté predispuesto a trabajar en equipo lo convierte automáticamente en una persona con talento? ¿En qué lugar posicionamos entonces el poder del conocimiento?
Muchas aportaciones de mi red de LinkedIn hicieron unas aportaciones críticas, llenas de matices y por tanto interesantes, que permitieron enriquecer la idea.
- Tratar de resultar colaborativo no puede convertirse en un coladero de marrones por miedo a quedar mal. Una persona se preguntaba si hay que colaborar a cualquier precio, o por no quedar de poco colaborativo, terminar en sitios en los que no se quería estar. Hay que tener personalidad y auto-criterio, y ser capaz de ver hasta donde llegan nuestras aptitudes, qué cosas pueden sumarnos o restarnos en nuestro trabajo, porque si no somos sinceros con nuestras habilidades y valores, si no tenemos voz propia ni la utilizamos, estamos perdidos. Debemos trabajar en equipo, conjuntamente, impulsarnos unos a otros siendo conscientes de nuestros límites personales, pero saber cuándo y cómo colaborar es también igual de clave.
- Nuestros mayores enemigos profesionales son el egoísmo y el individualismo, así que si queremos lograr un resultado satisfactorio, debemos colaborar, no competir. Otro usuario de LinkedIn apeló a que debemos poner empeño y ganas, además de pelear para alcanzar cualquier objetivo. Remar al mismo tiempo que nuestro compañero hará que nuestra canoa llegue a buen puerto, y es que todo trabajo es resultado de un proyecto realizado a dos o más manos.
Todo saber tiene un límite cuando se gesta de forma individual
Fue muy interesante el comentario de otra usuaria de LinkedIn que nos recordó que la colaboración favorece al aprendizaje, y por tanto, también a la creatividad y al crecimiento personal y profesional. En caso contrario, el saber individual solo apela a una visión cerrada y unitaria, con poca posibilidad de apertura a temas u opiniones distintas a los propios. Coincido con ella en que es crítico cuestionar aquello que leemos o nos explican sin contrastarlo con otras fuentes como ya comentaba en mi artículo “Cuidado, todo lo que lees puede ser falso”.
“Acercarse a colaboradores y aprender a trabajar con ellos nos hace mejores”, añadió muy acertadamente otro seguidor de la plataforma. ¿De qué sirve el conocimiento si no lo convertimos en una acción colaborativa?
Siguiendo en esta línea y volviendo al centro del debate, también pude leer algunos comentarios críticos que me hicieron reflexionar acerca de estos conceptos de “colaboración” y “saber”. ¿Es la colaboración siempre más importante que el saber? ¿Qué ocurriría en el caso de un médico que fuera muy sociable y afable pero que no se mantuviera al día de los avances de su especialidad mediante el estudio?, ¿qué terrible consecuencia podría tener para los demás su falta de preparación y rigurosidad profesional?
El saber es importante. Crítico para la elección del profesional. Pero sólo con saber ya no es suficiente. Colaborar es importante. Crítico para el desarrollo de cualquier actividad profesional. Pero sólo con colaborar no es suficiente. Ambas son atributos del talento que se pueden aprender y desarrollar. Porque aprender y colaborar es natural para el humano, homo sapiens y ser social.
Aprendizaje, colaboración… ¡y persistencia!
Las habilidades más fundamentales para una carrera profesional de éxito en el siglo XXI son la capacidad para aprender y colaborar. Aunque hay una más, siendo tres: la perseverancia.
La voluntad y las ganas de crecer son a veces más fuertes y necesarias que los títulos y los colaboradores. Se trata de una cuestión de calidad, no de cantidad, y que debe considerarse en el contexto de cada situación concreta. Cuando a la actitud positiva, colaborativa y enérgica le sumamos un plus de conocimiento y de capacidad para colaborar, ese profesional, ya sea un candidato, un líder o un proveedor, resultará mejor valorado y se volverá perfecto para el puesto.
Todos tenemos talento, somos únicos en algo, pero este talento solo sale a la luz cuando de verdad encajamos en un sitio, porque es allí donde le sacamos el máximo partido y donde conseguimos brillar individualmente. Por este motivo, debemos seguir trabajando para eliminar las barreras que nos impidan apreciar las habilidades y virtudes de cada profesional que le pueden conducir al mejor elemento para su talento.