Siempre he sentido una gran admiración por los orientadores profesionales y educadores. Son profesionales tremendamente relevantes en la formación del talento que trabajan día a día con jóvenes de primaria, secundaria, bachillerato y formación profesional ayudándoles a que den pasos firmes hacia su futuro. También trabajan con otros colectivos, desde profesionales en transición a personas pertenecientes a grupos de alta vulnerabilidad.
Los orientadores profesionales son agentes que desde la primera línea animan a personas en situación de cambio a seguir adelante, a reciclarse y a asumir un rol activo en su carrera.
Admiro su labor por la dificultad, porque el sujeto con el que trabajan nunca es fácil. Si fuera fácil para los profesionales en transición y búsqueda encontrar su nueva ubicación, no acudirían a los orientadores laborales. Irían directamente a las ofertas de empleo, a sus contactos laborales.
La dificultad de orientar
Hay distintos factores que ofrecen dificultad en la orientación profesional.
- El número de oportunidades disponibles en el mercado
- La distancia entre las capacidades de la persona y lo que el mercado pide
- Los recursos disponibles para que esa persona pueda formarse y capacitarse para las ofertas laborales
- La situación emocional de la persona para afrontar un periodo de búsqueda donde puede recibir muchos “no”
- La motivación de la persona para mantener la persistencia y aprender aquello que pueda necesitar
Los orientadores laborales a menudo trabajan en precario. Me voy a explicar. No quiero decir con esto que sus contratadores (administraciones públicas del ámbito de la enseñanza, la ocupación laboral, los servicios de empleo y fundaciones para la empleabilidad) les maltraten. Lo que quiero decir es que tienen un objetivo inmenso, casi inabarcable, comparable a cuidar de todas las criaturas del mar que viven expuestas a los embates del océano. Y por eso, tengan los recursos que tengan, siempre van a necesitar más para abordar la gran gesta que tienen por delante.
La mejor cualidad para dedicarse a la orientación laboral
Admiro a los orientadores por su generosidad y espíritu de ayuda. Pero sobre todo, por una cualidad: su incansable espíritu de buscar soluciones y respuestas. Su creatividad.
Trabajan por áreas, con colectivos de exposición al riesgo, como son personas jóvenes o en situación de vulnerabilidad, aunque la realidad es que todos los seres de la comunidad en algún momento necesitarán beneficiarse de los servicios de un orientador laboral. POrque les ayudarán a tomar perspectiva, a ponderar entre las distintas opciones que se les presentan, que nunca son equivalentes. Les animarán a buscar los apoyos necesarios, los aliados necesarios para encontrar el mejor lugar para su talento disponible en su localidad. Ayudan a desarrollar en las personas la confianza sobre sus capacidades. A creer en sí mismos. A distinguir el descarte en una selección de un fracaso personal. A pedir y encontrar aquello que necesitan para avanzar en su carrera. Por eso la creatividad es su mayor cualidad, junto a su persistencia y vocación de ayudar.
Por eso me consta que todos los orientadores comparten entre sí la más valiosa característica de los profesionales innovadores y luchadores: su espíritu explorador, descrito con anterioridad en Historias de Cracks.
Qué tienen en común los headhunter y los orientadores profesionales
Los headhunter nos beneficiamos de la buena labor de los orientadores ya que ayudan a los profesionales, jóvenes y maduros, a ganar confianza sobre su futuro y a explorar sobre las distintas alternativas sin marearse ni ahogarse entre tantas opciones que existen.
Los orientadores conocen qué itinerarios formativos conducen a qué disciplinas, saben las fuentes para consultar ofertas formativas superiores, bien de universidades o de alternativas en formación profesional y ayudan a los chicos a gestionar la ansiedad ante lo desconocido y también la terrible burocracia que puede llegar a ser aplicar a las distintas universidades o centros formativos.
Los headhunter conocen el mercado y también las habilidades que éste demandará más. El tener oportunidades de conocer el punto de vista de ambos mejora sin duda la actividad de estos dos colectivos.
El embudo del talento
A menudo explico que el proceso por el que se forma el talento tiene forma de embudo.
La boca ancha al inicio, para poder absorber distintos conocimientos. Explorar, picar de aquí y de allá crea profesionales más sólidos porque les permite con el tiempo conectar ideas aparentemente inconexas para crear creatividad.
Poco a poco, conforme avanza la persona en la vida el embudo se estrecha.
Los orientadores ayudan a los profesionales a pensar más allá de su siguiente empleo y desarrollar su carrera profesional a largo plazo y potenciar un talento que el headhunter luego buscará.
Orientación profesional y headhunting son las dos caras de la misma moneda del talento. Por eso tiene tanto sentido que en los Congresos de Orientación Profesional acudamos para dar nuestra visión del otro lado. Por eso estoy tan agradecida a la Xunta de Galicia por invitarme el noviembre pasado a su Congreso de Intermediación Laboral donde pasé toda la jornada charlando y compartiendo experiencias con los orientadores laborales. Un congreso del que se hizo eco el Faro de Vigo en este artículo.
Gracias por esta publicación tan necesaria. Así es. Una profesión tan imprescindible como no valorada. Trabajo arduo, que requiere de mucho tesón y creatividad, como bien dices.La paradoja del trabajo precario para ayudar a otros a que salgan de su precariedad.
El reconocimiento de la trascendencia de su labor y de las alegrías que da ayudar a otro ser humano es la mejor retribución del mundo. Sin embargo, no debería ser lo único. Un salario digno y recursos para seguir trabajando es lo mínimo. Y el reconocimiento de agentes e instituciones también. Cuanto más se respete esta profesión más se ayudará a su labor. Yo les tengo la más alta admiración.