Empieza el otoño y aquellos buenos propósitos del verano se han encontrado con la dura realidad. Las hojas caen, el frío comienza y algunas cosas se quedan congeladas. Las sonrisas y las conversaciones fáciles dan paso de nuevo a las reuniones complicadas y a los nervios y prisas de los entregables.
Pero lo peor no es la vuelta a la realidad, sino el sitio en el que se quedan los buenos propósitos del verano.
¿Sientes que te representa alguna de estas situaciones?
- “Iré al gimnasio por lo menos tres días en semana”. Sólo pudiste cumplirlo la primera semana.
- “Haré un hueco en mi agenda para ver a personas interesantes con la que colaborar”. El día a día te come y recibes tantas invitaciones de eventos que terminas por obviarlos todos.
- “Este año voy a dedicar tiempo a pensar en mi carrera y en mi marca personal”. Aún no te has parado a pensar bien cómo será el proceso ni cómo lo vas a llevar a cabo.
¿Por qué cuesta tanto cumplir los buenos propósitos?
Tres son las causas:
- Falta de urgencia
- Falta de concreción
- Falta de voluntad
La falta de urgencia pospone eternamente lo que se quiere, dejando que lo urgente se coma lo importante. Y lo que es peor, las urgencias de los otros se cuelan en la lista de prioridades personales y termina por relegar abajo del todo lo que es importante para uno.
La falta de concreción impide crear pautas de acción. Cuando un propósito es etéreo, sin plan de acciones concretas o un detallado calendario, se queda en el mundo de los ideales. Bonitos para soñar, pocos prácticos para hacerlos realidad. Y también ocurre que al no haber objetivos concretos, aunque haya hitos increíbles, tampoco se saborean.
La falta de voluntad nace a menudo de un exceso de voluntad. ¿Te sorprende? ¿Te habías parado a reflexionar que tratar de cumplir con las altas expectativas de los demás (y de uno mism@) puede estar causando la erosión de tu voluntad? Cumplir con el superior, con la pareja, con los hijos, los amigos, con la familia… Dejar los objetivos personales y profesionales para otro rato porque hay “una urgencia” de otro a la que no se quiere decir que no. Querer llegar a todo termina siendo el mayor enemigo para llegar a los más importante: lo que es prioritario.
¿Cómo convive esto con la colaboración que tanto predico?
Muy sencillo. Porque para ayudar a los demás uno tiene que ayudarse también a uno mismo.
Si creaste un propósito durante el verano seguro que fue porque tuviste tiempo para pensar, para ver las cosas con perspectiva y claridad. Seguro que tuviste ocasión para comentar con otros tu situación y escuchar consejos. Y entonces formulaste un propósito. Y seguro que ES UN BUEN PROPÓSITO.
Por eso debes protegerlo de otras cuestiones que surgen de forma espontánea, de un “se me ha ocurrido que”, que está muy bien, pero que con probabilidad está más basado en una posibilidad que en una meditada evaluación de probabilidad.
Céntrate. Rehaz tu lista de propósitos. Establece pasos concretos, pon metas en un calendario. Considéralo urgente.
Aquí te dejo 5 consejos para hacerlo:
- Reflexiona sobre en qué eres bueno, dónde y si los demás lo saben. Encuentra un profesional para adquirir perspectiva y que te ayude si ves que necesitas soporte. Puedes acudir a un orientador laboral, a un coach – y si estás dudando cuál te conviene más en este artículo te explico la diferencia. Lee el libro “El Mapa de tu Talento” Si quieres que yo te acompañe personalmente en tu proceso de diseño de carrera y marca personal solicita información sobre nuestros programas personalizados de talento Plan Career Advisoring y Plan de Marca Personal.
- Crea un plan de acción. Evita generalidades, pon acciones en el calendario e indicadores de que vas por buen camino. Te ayudará mucho a disfrutar y descansar entre hito e hito. Si no, la frustración puede llegar a ser permanente, porque “siempre se podría hacer más”. Poner metas terrenales permite la realización profesional.
- “Lucha por lo que tú veas claro”, no por lo que dicen los demás que ven claro’. Analiza la situación con templanza. Escuchar las opiniones de los demás esta bien para saber qué terreno pisas, pero que no te condicionen. “Si recibes un no, no lo tomes personal”. Mira siempre hacia delante y evalúa con perspectiva a qué dicen que no, si es algo temporal, si debes ser flexible, perseverar o reformular. Si hay una acción o camino que veas claro, aunque obtengas un primer no, volver a intentarlo.
- “Rodéate de un buen grupo de colaboradores”. Que no quiere decir siempre de “fieles” aliados. Evita aquellos que estén demasiado preocupados por lo que piensen los demás, sean excesivamente autocomplacientes de sus éxitos o ambivalentes en su apoyo. La crítica honesta y sincera te ayudará a dar pasos firmes.
- Contén el deseo de agradar a toda costa. Construye relaciones sanas, equilibradas y pon en valor tus esfuerzos. Recuerda que para ayudar a los demás debes comenzar por ti.
Estás en otoño de 2019. Da igual la edad que tengas o lo que no hiciste en el pasado. Lo único importante es que tienes mucho tiempo por delante y un gran talento para hacer cosas increíbles. Si formulaste un propósito este verano, ve a por él. Porque si no lo haces ahora, nunca más lo harás. De lo que uno más se arrepiente es de lo que quiso hacer y dejó pasar. Las oportunidades sólo son buenas cuando se actúa sobre ellas.
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Tengo la gran noticia de que mi libro Ahora o Nunca estará a la venta en librerías el 24 de octubre. La primera presentación en Barcelona será el 7 de noviembre en la sede de mi editorial Penguin Random House.
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Otra cosita, he empezado a compartir contenido en mi cuenta de Instagram. Aunque soy más de letras que de imagen, me está divirtiendo crear contenido distinto para esta red.
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