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formación para el empleo

En el mes de julio participé en un evento muy interesante organizado por Morning4 una plataforma de innovación (Think Tank) sobre distintos temas. Tuve el honor de ser invitada para liderar junto a Miquel Nadal uno de los grupos de trabajo. Nuestro objetivo era definir una temática sobre la que los asistentes opinaría, para crear nuevas lineas de pensamiento que contribuyeran a un informe en el que se quieren recoger propuestas novedosas e interesantes para seguir ayudando a empresas y profesionales a adaptarse con éxito al cambio ante el que nos encontramos. 

No era fácil. Miguel y yo nos sentíamos atraídos por mil temáticas. Abrimos un hilo de WhatsApp cada vez más interesente que el anterior. Finalmente nos decidimos por el empleo y las barreras a la adaptación digital, quedando otras temáticas como las que ahora os comento en el tintero.

Nos preocupaba “El fin de las universidades”. Miquel Nadal me lanzó la siguiente pregunta: «Arancha, creerás que está cerca el día en que un Uber  formativo revolucione las universidades convencionales?.

«Eso ya existe» – le contesté. Se llaman «MOOCS» _ Acrónico para Massive On Line Open Courses. Algunos ejemplos son:

  • https://www.coursera.org/
  • Adwww.edx.org/

Ahora bien, junto a modelos abiertos de formación, estamos observando una reacción defensiva del mercado…y a continuación compartí con él las siguientes reflexiones:

Frente a la apertura del conocimiento, hay una tendencia a “regular” más

La tendencia que yo observo en lo que se refiere al sistema educativo no es la amenaza de competidores tipo “Uber sin licencia” no reglados sino todo lo contrario. 

Antes había escuelas, academias e, incluso, escuelas de negocios con título propio, Mientras que ahora hay una normalización que las está obligando a todos a “oficializarse”. Esto está sucediendo especialmente en Europa, fruto del plan Bolonia. 

Puede que en otras regiones como Asia o USA este fenómeno se vea menos. Pero sospecho que el creciente protagonismo de los rankings internacionales de universidades como la de Shanghai a escala mundial está acentuando ese efecto de “homogeneización”. Pues, para aparecer en ellos -y, no nos engañemos, atraer estudiantes, inversiones, etc- los centros educativos están adaptando sus organizaciones y títulos con el objetivo de salir bien rankeados. 

Un profesional puede optar a estudiar moocs pero, a efectos prácticos, no conozco todavía ninguna empresa que los esté aceptando como única certificación en lugar de títulos oficiales. Aunque sí como complemento. 

La fiebre de la titulitis se vió acentuada por el aumento de personas en el mercado con títulos superiores. Estos, al principio, eran un factor diferencial porque eran pocos y conforme han ido aumentando, también lo hicieron los títulos complementarios, nuevamente para diferenciarse.

También ha sido una solución que retrasaba el acceso de las personas al empleo, que en situaciones de crisis ha sido muy utilizado. De hecho, la educación es un sector bastante anti-cíclico. 

Es cierto que en algunas empresas contratan a personas que saben hacer algo sin una titulación oficial (ocurre especialmente con los programadores) pero es porque ¡todavía nadie los formaba! Esas personas aprendían de forma autodidacta con muchiiiiiiiisimo tiempo de dedicación. 

 

Vengajas de lo reglado: acortar el tiempo de preparación y asegura un resultado. 

La exploración y la formación autodidacta es creativa y más profunda, pero no más extensa ni mejor porque requiere un trabajo de prueba y error y mucho tiempo. 

Las empresas han sido las primeras en apoyar ese protagonismo de los centros educativos -salvo excepciones- porque ha reducido la inversión que tenían que dedicar para formar al empleado. 

Y la sociedad les ha hecho cada vez más caso,  reduciendo la parte de reflexión, profundización y exploración en las universidades e introduciendo módulos de prácticas que antes era una responsabilidad en exclusiva de la organización; acortando el proceso de formación que en total entre universidad y empresa daban al profesional. 

Y, aunque la tecnología mejora el proceso de aprendizaje, este requiere una curva de aprendizaje te pongas cómo te pongas. Hasta que no la recorres, no la has adquirido.

A mi me recuerda un poco lo que está pasando con los hijos. Todos quieren que sean más autosuficientes y también “mini Einstein” pero, en realidad, lo que se está consiguiendo es el efecto contrario: cada vez se van más tarde de casa y les cuesta más encontrar la ciencia en la que brillar. 

El reto de las universidades

Desde mi punto de vista el problema de las universidades o centros de educación reglada es otro. 

  1. La falta de adaptación de sus programas a la realidad, por querer suplir a la empresa o complementarla, y claro, nunca puede ir a su velocidad.
  2. Un precio excesivo. Sobre todo comparado con el salario que luego les da el mercado. Que, en muchos casos, no compensa esa inversión de tiempo y dinero. 

Eso hace que las personas se sientan engañadas. Pero el sistema es muy grande, poderoso, y hay demasiados grandes agentes interviniendo.

La que tiene la sartén por el mango es la empresa, porque al final es la que compra el talento. Solo si ella cambiara los requisitos, el resto cambiaría. 

Pero, por lo que estoy observando, con esa petición de candidatos nespresso” que ya describí en el libro Que Busca en Headhunter parece que no está muy por la labor de volver a integrar en su cuenta de exploración la partida de “formación interna de base” de sus empleados. Los candidatos Nesspresso son aquellos que encajan perfectamente en la organización, como hace la cápsula de café para la máquina para la que ha sido diseñada.Los prefieren así porque sólo tienen que pulsar un botón para recibir resultados inmediatos. Ya no quieren recoger el grano, tostarlo, molerlo, ponerlo a cocer y esperar a que hierva el agua. Les parece lento y caro. Pero olvidan que lo rápido no siempre sale mejor y que lo barato sale caro. Porque cada empresa crea las cápsulas a su manera, y cuando quieren insertarse en otras dinámicas, se producen roces. Es necesario un periodo de amoldamiento y adaptación, trabajar la cápsula para que encaje sin romperse ni estropearse. Porque el valor del talento no radica en su forma externa sino en el contenido que puede llegar a dar. El café nace de una semilla que vive todo un proceso de transformación. El talento de la persona también.

La educación es necesaria. La formación imprescindible. Y el aprendizaje fundamental. Son tres elementos realizados por tres agentes: el que educa, el que forma y el que aprende. Desde mi punto de vista:

  • La EDUCACIÓN aporta CONOCIMIENTO y la ha de impartir el educador, siendo el proceso o el precio modulable según convenga (reglado/no reglado; gratuito/oneroso; presencial/digital).
  • La FORMACIÓN aporta EXPERIENCIA y la ha de ofrecer la empresa, al exponer al profesional a su realidad y ayudarle a ganar experienca.
  • El APRENDIZAJE es inherente a la persona y ofrece como resultado el TALENTO. 
  • LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS han de crear el marco adecuado para que todos estos agentes operen en un ecosistema positivo y que se retroalimente.

¿Conseguiremos que todos los actores asuman su parte de responsabilidad y trabajen en equipo? El que lo logre, será el país que realmente triunfará.

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