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La importancia de las buenas noticias

Soy una consumidora habitual de artículos y noticias. Me gusta sacar tiempo para consultar periódicos y publicaciones muy distintos para obtener distintos puntos de vista. Y he podido darme cuenta desde hace un tiempo que hay un exceso de negatividad y pesimismo.

He de confesar que estoy un poco cansada de estar taladrada con estos mensajes negativos. Es más, quizá esta sea una de las razones por las que aprecio tanto encontrar pequeños optimistas rayos de luz que se cuelan a veces en los tabloides o cuando algún la recibo gracias a algún amigo. Hace unos días recibí un correo de Jose María Piera, un gran tipo y publicista en el que había un vídeo muy interesante sobre el incremento anual de la expectativa de vida y los ingresos per cápita del planeta. Un gran contrapunto a esas noticias casi apocalípticas que leemos día a día.

Contra el exceso de pesimismo

A diario se vierten ríos de tinta sobre catástrofes, estadísticas y predicciones sobre un futuro nada halagüeño. Tiempo después, indagando un poco, descubrimos datos que indican que muchos de esos titulares y estudios no son del todo ciertos.

La publicidad negativa funciona para atraer lectores. Estamos programados para intentar descubrir la solución a un problema, o al menos evitarlo, y hacemos clic en este tipo de información para saber cómo.

Ya he hablado de este tema en otra ocasión en un post en el que pedía una dosis de positivismo ante las deprimentes noticias de tendencias de empleo. Lo negativo vende porque ataca directamente a nuestras emociones y a cómo procesamos la información. Ya os hablé en esa ocasión de los “metaprogramas”, patrones internos que controlan nuestro comportamiento.

Nuestro instinto de supervivencia natural hace que nos interesemos por aprender más sobre ese peligro o dolor sobre el que nos advierte el titular para evitarlo y hagamos clic en la noticia. Pero recordemos, los medios de comunicación no dejan de ser un negocio.

Aunque su objetivo principal sea ofrecer información, sin clic no hay ingresos. Por eso intentan llamar nuestra atención con todas las “armas” a su alcance. En las clases de periodismo, las guerras, el conflicto o la vida y la muerte siempre se señalan como factores de interés general.

Y así se genera un círculo vicioso: estamos programados para interesarnos por desgracias, lo que más se nos ofrece son datos pesimistas, los consumimos y demostramos que es lo que llama la atención a la audiencia, por lo que se nos ofrecen más… Y así hasta el infinito.

Me pregunto, si hiciésemos un esfuerzo por luchar contra nuestros instintos y empezásemos a demandar y consumir buenas noticias… ¿Los medios empezarían a ofrecerlas?

¡Las buenas noticias motivan!

Poco a poco han ido apareciendo esos rayos de luz en los tabloides y medios independientes. Por ejemplo, el Hufftinton Post es una de las primeras cabeceras nacionales de peso en incluir una sección de buenas noticias. En ella incluye eventos amables y simpáticos que sacan una sonrisa.

Hay otros muchos con datos igualmente positivos e interesantes han sido realizados por la Fundación independiente sueca Gapminder con el objetivo de demostrar que las cosas están bastante mejor de lo que pensamos. En su web se definen como “fact tank”, no como “think tank” y luchan apoyándose en datos contra ciertos apriorismo respecto al desarrollo global.

Aunque a priori puede no parecernos importante, rodearnos de información y datos positivos tiene un gran efecto en nuestra actitud. Tener buenas expectativas son fundamentales para potenciar e incentivar el talento. ¿Cómo vamos a tener una actitud positiva y predisposición si estamos bombardeados continuamente por el pesimismo y la negatividad?

Si las buscamos, las buenas noticias aparecen. Igual que estamos rodeados por información negativa, también pasan cosas buenas todos los días. Del mismo modo, no podemos quedarnos con lo primero que leemos, porque a veces esos datos catastróficos no lo son tanto.

Debemos tener sentido crítico en la información, mirar las cosas desde otro punto de vista y creer que otro mundo es posible para hacer un cambio posible real.

Leer buenas noticias no solo sirve para mejorar nuestro buen humor, es también un arma contra ese pesimismo galopante que nos quita las ganas de alcanzar objetivos. Sin expectativas de mejora nunca intentaríamos nada. Por eso quiero hacer un llamamiento a luchar contra el pesimismo en este post y recalcar la importancia de dar y recibir buenas noticias en nuestro día a día.

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