La celebración de los Globos de Oro y los Oscars a la vuelta de la esquina me han invitado a reflexionar sobre cómo los premios y rankings afectan a nuestra marca personal.
Los rankings son muy útiles para clasificar todo lo que se nos pueda pasar por la cabeza, desde cualidades profesionales y empresas hasta películas o libros. Algunas personas, sobre todo en ciertos ámbitos profesionales, se esfuerzan mucho por ser mencionados en estas listas mientras que otros no. ¿Hacen bien? ¿Son imprescindibles para impulsar la carrera profesional? ¿aumentan prestigio o sólo la visibilidad?
Como en todo, existen pros y contras.
Aunque, los rankings no son imprescindibles para todos, son muy útiles para clasificar prácticamente cualquier cosa y son una gran ayuda para aumentar la visibilidad. Por otro lado, no siempre son igual de válidos y en ocasiones participar tiene un precio, aunque aparentemente sea gratuito.
En este artículo reflexionaré sobre todos los aspectos que rodean el mundo de los rankings y premios. Como sus beneficios, la importancia de su prestigio y el verdadero coste de aparecer en algunos de ellos. También quiero aprovechar para hablaros sobre mi propia experiencia.
Los beneficios de los rankings
Desde mi punto de vista estos son algunos de los beneficios que se pueden conseguir al aparecer en un ranking:
- Visibilidad: Ser conocidos, que nuestro nombre o marca aparezca destacado entre tanto ruido.
- Valor diferencial: Un atributo destacado por un tercero que distingue de la competencia.
- Prestigio: Especialmente cuando la entidad que lo otorga lo tiene, pues contagia de su respetabilidad.
- Credibilidad: Un agente externo da fe de cualidades y habilidades, ya no es que lo diga uno mismo sobre su persona, es que un tercero lo ha dicho.
Los rankings son especialmente útiles en áreas en las que hay una gran competencia porque sirven para diferenciar a los profesionales. Les permite destacar entre la multitud y tener un valor más, único, que les ayuda a elegidos entre todos sus colegas para una oportunidad en la que sólo podrá ser finalista UNO. Es el caso de los abogados y consultores por un proyecto, actores por papeles para una película, profesionales que aspiran a ocupar puestos de responsabilidad y/o representación de entidades o asociaciones, etc. También resultan útiles para personas que necesitan demostrar su excelencia en un campo como investigadores, autores, expertos o artistas.
Salir en un ranking es habitualmente bueno, incluso en una mala posición,como veremos a continuación:
Hace años leí un estudio muy curioso que se había realizado tomando como base el efecto de las críticas de escritores y sus novelas en el New York Times. La conclusión del estudio decía que si un escritor conocido tenía una mala crítica, las ventas de ese libro caían, lo cual no tiene nada de sorprendente. Lo curioso era que, cuando un autor desconocido tenía una mala crítica, sus ventas aumentaban. Los investigadores llegaron a la conclusión de que, cuando no tienes mucha reputación, que hablen de ti es muy beneficioso siendo indiferente que sea bien o mal, porque lo que consigue esa mención es que tu nombre suene.
Por último, la evaluación de rendimiento dentro de una empresa no deja de ser una especie de ranking. Aunque no es público, tiende a ser realizada de forma comparativa con sus compañeros mediante sistemas de medición interna o externa. Y el resultado, más que una lista, termina siendo el ascenso que reciben uno frente a otros.
El prestigio de la entidad certificadora
En el mundo del cine son conocidos los premios Oscar y Globos de Oro americanos, los Cesar franceses o nuestros Goya. Además de premios, no dejan de ser ser un tipo de “ranking”. Afirmaciones como “este actor o actriz tiene un Goya, dos Oscar, o ha sido nominado/a” lo coloca en otra categoría de más prestigio diferenciándolo/a respecto a otros compañeros de profesión.
Los rankings no son perfectos y, por supuesto, nunca son 100×100 imparciales. Estos días he estado leyendo bastante sobre los escándalos que se atribuyen en los Globos de Oro a la parcialidad de su jurado, que están últimamente en boca de todos por su reciente celebración. En este artículo de S Moda se mencionan algunos de los casos más sonados.El artículo recoge algunas anécdotas como la elección de ganadores “a dedo”, sobornos con viajes a Las Vegas con todos los gastos pagados o diferentes escándalos racistas. Por no hablar de clasificaciones de lo más extrañas dentro de la categoría de comedia-musical, con nominaciones a thrillers de terror o dramas.
Sin embargo y, a pesar de los escándalos, una nominación a los Globos de Oro puede convertirse en una opción de peso para decidirnos a ver una película u otra. Una prueba de que no importa tanto el ataque al prestigio del ranking como la visibilidad. Cuando salen a la luz estos artículos, el efecto de la mención del actor o la actriz galardonado aumenta la visibilidad de su marca personal. Vuelve a ser recordado, rescatado del olvido en el cajón donde se mantienen cientos de actores que un día fueron estrella y que luego no fueron recordados nunca más.
Como dijo Oscar Wilde: “Que hablen de mí aunque hablen mal”.
Los ranking más valiosos no siempre son de grandes entidades
Es curiosa la historia de cómo fue creado el premio de los Globos de Oro. Básicamente la HFPA (Hollywood Foreign Press Association o Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood) fue creada en 1943 por un grupo de periodistas extranjeros que estaban molestos por no poder codearse con actores de primer nivel. Crearon el premio y la fiesta para poder relacionarse con ellos. Si me preguntáis, me parece una solución brillante, que más de sesenta años después ha demostrado ser de lo más exitosa. En las imágenes de la ceremonia del lunes pasado no faltaba ni una de las grandes estrellas de Hollywood y hoy, este premio creado porque «no me hacen caso» se ha hecho su hueco en la industria de Hollywood.
Este modelo también ha sido seguido por algunas publicaciones y empresas, que han recurrido a los premios como una manera de ganar más visibilidad, vender más fasícculos o ejemplares y conseguir que las “estrellas” de un sector o función quieran estar a bien con ellas. En el fondo, no deja de ser un win-win.
Lo malo es que no siempre lo hacen o sale del todo bien.
Tengo muchas dudas especialmente sobre los rankings que piden a los nominados que las promocionen. Más que un win-win parece un win-lost, porque en lugar de evaluar la calidad del trabajo de ese profesional, se mide la capacidad para pedir favores a amigos, colegas y seguidores para que le voten. La elección de los premiados termina siendo decidida por un formato de jurado para el que, o bien es indiferente los votos que el nominado ha conseguido, (en cuyo caso, para qué se pidieron), o se deja influenciar totalmente por esos votos, en cuyo caso, se pone en entredicho el valor del juicio como expertos del Jurado. He de confesar que cuando me han invitado a participar en estos términos, tanto a mí como al blog Historias de Cracks, algunas veces he aceptado y otras he dicho que no, pero nunca me he sentido cómoda del todo.
Para mí en cambio, los mejores rankings son los creadas de forma espontánea con el propósito de ayudar a diferenciar un profesional de otro y a poner en valor el trabajo de alguien que te ha gustado. Es personas o entidades que, desde sus blogs y redes sociales, publican un listado de autores favoritos, twitteros más interesantes, perfiles de Linkedin a los que seguir, etc, que son muy útiles para los que están interesados en esa temática. Tienen un valor muy especial, porque ha sido creado mediante un esfuerzo desinteresado y generoso de análisis y priorización.
En esta Navidad he tenido la agradable sorpresa y honor de ser mencionada en dos listas creadas por usuarios en LinkedIn como especialista en talento, marca personal y carrera profesional, a los que agradezco no sólo que me hayan incluido sino también que me hayan dado la pista para conocer a otros colegas de mi actividad, a los que he descubierto y ahora ya sigo gracias a estas menciones.
También Historias de Cracks ha sido mencionado en los 25 mejores blogs de recursos humanos cuyo merecidísimo primer puesto tiene el blog de Teresa Niubó, que recomiendo muchísimo, y que menciona otros muchos buenos blogs de recursos humanos. También Historias de Cracks ha aparecido entre los mejores artículos de Noviembre de Glocal Thinking. con otros colegas que también para mí son imprescindibles como Francisco Alcaide y Andrés Pérez Ortega entre otros.
Como headhunter, también he sido incluida en Expansión en esta lista de más de 50 contactos para encontrar trabajo.
Y yo no he podido resistirme a hacerme eco a algún ranking, como el publicado en Historias de Cracks de mis libros favoritos sobre marca personal
Aunque los ranking sean imperfectos, no dejan de ser una guía. Recomendaría a los profesionales que desarrollen en su actividad profesional en entornos especialmente competitivos y especializados que se apoyen en ellos para diferenciarse y también ser mencionado con colegas y competidores. Que procuren apuntar a los más prestigiosos y rigurosos, pero también que agradezcan infinitamente aparecer en los espontáneos. Todos ayudan.
Los rankings son un sistema de diferenciación imperfecto, pero mercados de alta competitividad, mejor salir en un mal ranking o mal en un ranking, que no aparecer en ninguno.