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En febrero 2017 LinkedIn realizó unas importantes modificaciones en su plataforma que afectó a la presentación de los perfiles, gestión de contactos y servicios a usuarios. Todavía es pronto para saber exactamente el alcance de estos cambios pero la primera impresión me hace pensar que quizás se ha precipitado.

Yo uso mucho LinkedIn. Lo uso como Headhunter para captar tendencias de mercado, comprender los cambios, identificar perfiles valiosos y buscar candidatos. Como experta en marca personal animo continuamente a usar LinkedIn a directivos y profesionales para hacer su talento visible y mostrar su propuesta de valor a clientes, equipo y colegas. Aunque se ha convertido en un espacio ideal para iniciar networking efectivo y gestionar contactos siempre advierto que LinkedIn no da nada sin pedir algo a cambio. Su precio son los datos.

La avaricia rompió el saco

LinkedIn es una empresa que necesita ingresar dinero para poder pagar sueldos, invertir en desarrollo y remunerar la inversión de quienes confiaron en él. A nadie se le escapa que LinkedIn fue comprada por Microsoft en 2016, una adquisición muy comentada en su momento porque el gran gigante tecnológico pagó una desorbitada cantidad por usuario- 60 dólares- Para que tengáis una dimensión, Facebook pagó por Whatsapp 48 dólares por usuario.

El modelo de negocio de LinkedIn hasta el momento – simplificando mucho – era ofrecer servicios gratuitos al usuario a cambio de sus datos como potenciales candidatos que posteriormente vendía a departamentos de selección de empresas y Headhunter.  También pagaban candidatos en búsqueda activa en su versión de usuario Premium para hacer su perfil más visible y su red más amplia.

Aparentemente este modelo de generación de ingresos no ha sido suficiente y busca más. Por ese motivo LinkedIn ha hecho dos cosas:

  1. La primera incrementar el precio de la cuota Premium, un precio que resulta desproporcionado para lo que un usuario digital acostumbra a pagar por servicios igual o más valiosos. Yo tengo cuenta Amazon Premium, Spotify Premium, Google Premium, Dropbox Premium y Apple Premium y os diré que LinkedIn es de todos el más caro –con diferencia- y no tengo para nada la sensación de que su servicio sea tanto más extraordinario para justificar tremenda diferencia.
  2. La segunda recortar los servicios gratuitos para que todos sus usuarios- corporativos e individuales- pasen por el aro y paguen. Con la excusa de homogeneizar versión móvil y Web ha promovido una cascada de cambios que afectan al valor que ofrece al usuario profesional.

LinkedIn cree que su posición de líder sin competidores claros le hace tener una posición de poder con el usuario. ¿A dónde irá el profesional despechado a encontrar contactos y potenciar su marca personal? Pero yo le diría a LinkedIn que cuidado, hemos visto caer a otros gigantes en el pasado y no sé si a la larga esta jugada le hará tambalear su posición de líder en este segmento profesional de red social.

LinkedIn ha limitado la búsqueda de ofertas y Headhunters

Si estás en búsqueda activa quizás ya te has dado cuenta de que LinkedIn ya no te muestra ofertas fuera de tu ubicación geográfica. Tienes que estar atento al resultado y pedirle de forma activa que amplíe el rango, teniendo que entrar país a país en lugar de recibir un resultado global. Tampoco te deja ya ver perfiles de personas más allá de tu segundo grado salvo si pagas la cuenta Premium de precio más alto como he comentado.

También ha quitado la capacidad de compararse con otros en un ranking y de saber quién ha visto tu perfil –una oda al ego que al profesional gustaba bastante-. También ha eliminado la capacidad de gestionar y clasificar contactos lo que me parece una traición después de animarnos durante años a usar su plataforma como CRM particular. Ha tirado por la borda -en mi caso -las muchas horas que invertí en escribir comentarios sobre mis contactos y que me permitía recordar el origen de cada relación. Menos mal que yo nunca me lo creí del todo y he llevado un doble registro en mi Outlook.

Estos cambios pueden resultar más o menos molestos al fin y al cabo. Donde radica el principal error ha sido limitar el acceso del candidato a información y contactos. Quizás puede ser tan sólo una impresión mía pero hay un dato que me ha hecho sospechar. Yo como Headhunter recibía cada semana una media de 50 a 70 invitaciones de profesionales. No todos estaban en búsqueda activa de empleo, una parte de ellos estaban interesados en mis servicios de coaching de carrera y marca personal, pero digamos que un número importante sí que se eran potenciales candidatos. Desde febrero de 2017 ese número ha bajado drásticamente y en la actualidad recibo sólo una décima parte de invitaciones. ¿Es que ya no interesa mi perfil? Quizás, pero si yo no he cambiado nada en mi forma de actuar es mucha casualidad. Más bien me hace pensar que el candidato que escribe “headhunter” en el buscador ya no me encuentra como antes. Ni a mí, ni a muchos otros que quiera buscar.

Si el usuario de la plataforma tiene limitado su acceso a crear red, ganar visibilidad o encontrar trabajo de forma global ¿qué diferencia a LinkedIn de un portal de empleo o de Factbook?. ¿Cuál es el servicio diferencial que presta al profesional? ¿cuál es la contraprestación por sus datos? Dime LinkedIn, ¿cuál es ahora el trato?

Cuidado con jugar con el usuario 

Puede ser que estos cambios sean fruto de que LinkedIn ha buceado en el Big Data y descubierto que el headhunter que funciona es el local y no muestra resultados más allá de un radio. Puede que haya averiguado también que los candidatos que aplican a ofertas internacionales de fuera de su país nunca son seleccionados y ha primado la calidad a la cantidad. Puede que haya sofisticado y mejorado su algoritmo que te proponía los “trabajos ideales para ti” – que por cierto era un fiasco- y el candidato y el reclutador reciban ahora realmente un valor al hacer un perfecto match. Puede ser todo eso…o todo lo contrario.

Existen muchas plataformas de empleo y otras tantas redes sociales. LinkedIn ha sido el líder en crear un espacio para profesionales con una promesa de valor: “haz negocios, encuentra aliados, cambia de trabajo, este es el mercado perfecto de contactos”. Un perfecto ecosistema de beneficios basado en un trueque de información en el que a veces el dinero y otro los datos eran la moneda de cambio. ¿Ahora dónde está el trato? ¿Nos la está jugando? Puede que LinkedIn tenga una posición dominante pero debería tener cuidado porque no hay nada más poderoso que el interés del usuario.

 

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