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frases marca personal

Me vais a permitir que aporte un punto nuevo y con algo de humor al tema de las frases de la marca personal. Con un titular como este quizás esperabas que te hablara de un guión para generar reputación o de inspiradoras frases sobre marca personal de ilustres célebres, pero no es así. Como Consultora de Talento y Marca Personal

Lo que quiero es ayudarte a que seas consciente de que la marca personal no habla de ti y de tu ego, sino de tu capacidad para colaborar con los demás.

Marca personal significa lograr que los demás vean en ti tus sueños, tus actitudes, tus capacidades y tus motivaciones… Pero querer que todos capten tu esencia no basta. De quererlo a hacerlo hay un trecho, y el resultado se llama reputación, que significa lo que los demás piensan de ti en realidad.

La reputación motiva a tu entorno a colaborar contigo. Genera la confianza para que te ofrezcan un trabajo, una relación, un contacto que puede llegar a ser un cliente, un dinero para invertir…

El entorno está ávido de conocer tu marca personal, pues necesita definir – y cuanto antes mejor – si puede confiar en ti y si le vas a aportar algo. Si le vas a “servir”. Te preguntan por tus sueños, aptitudes y motivaciones, y tratan de captar indicios con los que etiquetarte como “confiable” o “es un crack del…” para saber si podrán recurrir a ti llegado el caso.

¿Cómo ayudan estas frases a la marca personal?

Lo más importante de estas frases es que no las inicias tú, sino ellos. No nacen de tu monólogo personal sobre lo encantado que estás de ser tú y el mucho esfuerzo que has invertido en alcanzar tus éxitos, sino que parten del genuino interés por conocerte, por saber dónde ubicarte y cuál es la razón por la que escucharte.

Te ayudan porque son cotidianas y espontáneas, naturales, como debería ser la creación de tu marca personal. Te ayudan porque son de confianza, no forzadas, sino frases de toda la vida.

Aquí tienes 10 frases míticas en marca personal que te ayudarán a explicar quién eres, qué haces y por qué eso debería importar.

  1. Y tú, ¿de quién eres?
  2. ¿A qué colegio fuiste? ¿Qué estudiaste?
  3. ¿Estudias o trabajas?
  4. ¿A qué te dedicas?
  5. ¿Vienes o vas?
  6. ¿Vienes aquí a menudo?
  7. ¿Dónde te ves dentro de cinco años?
  8. ¿Tienes LinkedIn o Twitter?
  9. ¿Tienes que irte pronto?
  10. Bueno, ya si eso te llamo y nos vemos.

Cómo debes usar estas frases

Estas frases no sólo muestran la curiosidad del otro por conocerte, sino que indican si ese interés aumenta o declina. Aquí te doy una pista de cómo usar estas frases:

Y tú ¿de quién eres? ¿A qué colegio fuiste? ¿Qué estudiaste?

Como la canción de “No me pises que llevo chanclas”, las personas buscan en el primer instante ubicar al otro. Estas dos preguntas casuales buscan identificar la tribu, ya sea familiar, geográfica, masónica o formativa. La reputación del clan producirá admiración, desprecio o indiferencia al que escucha.

Seguro que perteneces a varios clanes. Prioriza y raciona. No los digas todos como si fuera una competición del “quién es quién”. Identifica cuál de ellos tiene la mejor reputación o posición para el que te escucha y busca conexiones comunes en ese entorno.

¿Estudias o trabajas? ¿A qué te dedicas?

Ten preparada una respuesta que:

1) Se entienda lo que haces

2) Te aporte valor y seguridad.

Con ello me refiero a que dejes de decir aquello de “trabajo en una multinacional”, que parece que trabajes para la TIA en asuntos de seguridad nacional. Di el nombre de tu empresa, y si no es conocida, explica qué hace y pon el ejemplo de una empresa parecida que sea fácilmente reconocible. “Trabajo en una empresa de fabricación de mobiliario, algo así como el IKEA de las empresas”.

Muestra tu valor. La otra persona te pregunta porque siente curiosidad y quiere iniciar una conversación. Debes aprovecharlo y mantener el interés porque ¡¡Seguro que eres una persona interesante!!. Deja de comenzar con un “buf”-soplo de qué pereza me da ahora contarte lo que hago– .

Una amiga mía a la que admiro, cansada de que le miraran con cara de pena cuando se encontraba entre proyectos y explicaba que “no tenía trabajo”, decidió comenzar a responder con desparpajo: “no necesito trabajar para ganarme la vida”.

Siéntete orgulloso de cómo completar tu tiempo. Estar en una actividad no remunerada también es una ocupación.

¿Vienes o vas? ¿Vienes aquí a menudo?

Pretenden conocer tu posición respecto a la vida, tus metas, tus aprendizajes. A lo mejor no te habías fijado, pero es una pregunta muy profunda. Te está dando la oportunidad de que expliques tus intenciones. Habéis coincidido y eso quiere decir que tenéis algo en común. ¿Qué os une? Expresando si vienes o si vas o el por qué estás allí les estás dando la oportunidad de identificar el punto de afinidad y por ende, de colaborar.

¿Dónde te ves dentro de cinco años? ¿Tienes LinkedIn o Twitter?

La primera pregunta es la típica del seleccionador desfasado que no se ha enterado de la teoría de la Sociedad líquida de Bauman. La segunda pregunta implica un interés en seguir tu actividad.

Ambas cuestiones siguen existiendo con distinta composición, pero igual intención. Pretenden averiguar ambiciones de presente y/o de futuro. Aprovecha la oportunidad para enganchar al otro en tus sueños e intenciones y explícale cómo te puede ayudar.

¿Tienes que irte pronto? Ya si eso te llamo y nos vemos.

Con estas frases sabes si has tenido éxito o has fracasado con tu marca personal. El anhelo en la primera, el gesto de que el tiempo ha pasado volando y quiero saber más se contrapone al cortés “mejor nos vamos despidiendo” y “creo que sólo nos volveremos a encontrar por casualidad”.

Aprobado o suspenso. Has dejado huella y podrás colaborar o has perdido tu oportunidad. ¿Aprobado o suspendido de verdad? Quizás no. Colaborar significa afinidad, y este intercambio frugal y liviano de aparente cortesía ayuda a identificar “contigo sí” y “contigo no”. También ayuda a descartar de forma sana a personas con las que será muy improbable que se pueda llegar a colaborar.

No podemos gustar a todos, no podemos colaborar con todos, no podemos invertir en todos sólo por el “y si…”. Estamos en la sociedad de la abundancia y es imposible digerir más por no dejarlo en el plato, porque de hacerlo así reventaremos o peor, moriremos de cansancio, como ya advierte el filósofo sur-coreano Byung-Chul Han.

Quizás en este artículo no hayas encontrado las frases de Arancha Ruiz que esperabas, pero espero que sí te haya ayudado a darte cuenta de que cualquier oportunidad es buena para explicar qué puedes ofrecer para colaborar.

Que de la unión surja la fuerza

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