Revolucionar, zarandear, empujar a las personas para que despierten y conecten su talento con las necesidades de su tiempo. Aprender a gestionar su talento.
Lo hago desde el pragmatismo y el positivismo, utilizando como aliadas la innovación, la educación y la marca personal.
El movimiento #hijasdigitales: talento diverso y digital
En esa preocupación por promover un creciente y también excelente caudal de talento, identifiqué hace tiempo un requisito profesional que deberían adquirir los jóvenes para su incorporación al mercado de empleo.
“Todo menor de 20 años debería tener competencias en pensamiento computacional, niños y niñas por igual”.
Los puestos que se crean, las industrias que crecen, las posiciones donde existe escasez de talento son digitales. Hablar digital incluye, entre otras cosas, saber programar. Saber programar significa saber plantear problemas en un idioma concreto, y da igual el dialecto (Java, Phyton, C#, R… que sea), conociendo la estructura de la lengua con la que nos comunicamos con la tecnología un profesional podrá adaptarse mejor a su medio y usarlo para crear y para resolver problemas. Y luego podrá ser profesor, bombero, emprendedor o tendero. Porque sin duda para competir, trabajar y desarrollar una carrera profesional esta habilidad será fundamental.
Para dar a conocer la importancia de aprender a programar comencé hace años un movimiento de concienciación al que llamé “#Hijasdigitales». Los padres que animen, empujen a sus hijos a aprender programación les darán una ventaja añadida de empleabilidad. La misma ventaja que tuvieron aquellos cuyos padres entendieron hace 20 años que el mundo estaba globalizándose y les apuntaron a academias de inglés (otros muchos desgraciadamente no lo hicieron y comprobaron tarde que el inglés del colegio no era suficiente). Este movimiento de concienciación a padres, instituciones educativas, administraciones públicas y empresas para que pongan los recursos necesarios al alcance de los niños y les proporcionen un lenguaje que sin duda les será crítico para su futuro profesional.
Descarté el nombre “#Hijosdigitales” porque podríamos caer con facilidad en apuntar a los niños a programación y a las niñas a baile. Podríamos caer en los sesgos habituales de pensar cuánto más preparados están los cerebros de los niños para la abstracción o qué poco femenino es estar delante de una pantalla cifrando símbolos cuando lo que le gusta a mi niña es estar en ámbitos más creativos y sociales. Falacias o medias verdades.
Las niñas están igual de capacitadas que los chicos para la programación y en una pantalla también puede existir la creatividad y la conexión social.
Primer Congreso de Woman & Computing: reflexiones
Sobre este y otros muchos temas se habló en el Primer Congreso de Woman & Computing que se celebró la pasada primavera en Bruselas organizado por European Center for Woman and Computing (ECWT).
Estas son mis conclusiones sobre lo hablado en 2 días de talleres, conferencias y networking. Factores críticos y acciones que se habrían de realizar si de verdad se quiere desarrollar talento femenino en el mundo digital.
- Las mujeres de STEM necesitan formar parte de una tribu. Los humanos somos eminentemente sociales, independientemente del género. En el mundo profesional no hay excepción, las mujeres necesitamos sentirnos parte de la tribu, encontrar a nuestros “pares» y seguir ejemplo de modelos. En STEM hay muy pocas mujeres, algunas más en ciencias de la vida mientras escasean en ingeniería y programación. Se dice que a duras penas alcanzan el 30%. Encontrar, conectar y sentirse respaldadas por otras chicas y mujeres afines es fundamental para tomar la decisión de incorporarse y/o continuar en esta disciplina. Estas ideas lideraron el discurso de Telle Whitney, CEO y Presidenta de Anita Borg Institute for Women and Technology. Necesitamos aumentar la visibilidad del ejemplo de otras mujeres que sean referentes para las estudiantes y crear networking entre ellas. Hacer tribus.
- STEM, la programación, la ingeniería no son disciplinas inaccesibles para la mente femenina. STEM faculta a realizar el buen planteamiento de un problema y su solución. No es más difícil que la medicina ni que la arquitectura, ni que la economía ni que el aprendizaje de tres idiomas. También es una disciplina emocional, en la mayoría de las ocasiones su objetivo final es influenciar. Las niñas y mujeres están plenamente capacitadas para afrontar esa dificultad, dejemos de decir que es demasiado difícil para ellas hablando en genérico. Su adopción depende de la capacidad de cada individuo y que sea masculino o femenino da exactamente igual.
- No es sólo culpa de ellos, tenemos que superar el sesgo. Es fundamental comprender nuestra esencia, nuestro estilo y nuestro carisma. Ser diverso es ser distinto, no mimetizarse con el resto. Debemos aumentar la confianza en las capacidades femeninas y no esperar al mundo perfecto para hacerlo, porque nunca llegará si no nos movemos.
- Diversidad no significa ellos o ellas, sino nosotros. Sara Ellison del MIT (Massachusetts Institute of Technology) demostró que equipos mixtos pueden producir soluciones más creativas que aquellos compuestos o dominados sólo por hombres o por mujeres. Pero no basta con ponerlos juntos. Hay que hacerlos sentir iguales meritocráticamente, que exista en ellos un sentimiento de respeto a las opiniones del otro sexo. Como indica el Presidente de «Cultural Intelligence Centre” Mr Livermore, construir en el grupo la confianza sobre las capacidades y el valor de las aportaciones del resto es crítico. Sin ello, las posibilidades de que un «grupo diverso» fracase son altísimas. Si continuamente creamos iniciativas sólo para ellas y sólo para ellos ¿cuándo unes los dos bandos? y al hacerlo ¿cómo garantizas la construcción de ese respeto mutuo si hasta entonces no han interactuado?. Como me decía una #StemGirl en Bruselas: “Sólo somos 4 chicas en la clase. Cuando tengo que hacer un trabajo con un grupo los chicos simplemente no me escuchan, es como si fuera invisible”. Hay que crear espacios donde niños y niñas aprendan a programar y trabajar con tecnología juntos y lo vean como algo natural. Con una selección realmente meritocrática, como ya hacen en algunas filarmónicas donde los exámenes de acceso se realizan detrás de una pantalla y descalzos para evitar que el tipo de calzado con/sin tacón desvele el sexo como me contó Susana Gómez CEO de Smart Culture.
- El reto tiene distintos parámetros de ejecución y recompensa según el género. Imagínate una “hackathon”: chavales adolescentes (y no tanto) hacinados en un espacio para solucionar un reto en un tiempo límite. Los niveles de testosterona por los cielos. Como me decía una #StemGirl en Bruselas: “a mí me gusta el reto de la programación pero el planteamiento del evento como una hackathon es cero apetecible para mí y para muchas otras chicas. Ni me atrae ni me motiva”. La solución no es hacer una hackathon para chicas. Nos atrae la flexibilidad, el reconocimiento, estar en comunidad y sí, también el dinero. Es vergonzoso que todavía cobren menos. Si se quiere hacer algo para la tribu #StemGirl deberíamos ir más allá que ponerle un nombre rosa a un evento diseñado para aumentar niveles de testosterona y no para alegrar hormonas. Eso sí, insistiendo en evitar la creación de eventos “gettho”.
- Empresas y sociedad no pueden permitirse perder la mitad del talento. Obras son amores y no buenas razones. Para que ocurra hay que invertir recursos y eso quiere decir dinero. No es barato. La diferencia entre los que les gustaría que ocurriera y los que lo están haciendo es el presupuesto real que están invirtiendo. El resto es fachada y en Bruselas podías ver la diferencia entre los que de verdad obraban y los que sólo razonaban.
- Cuando pierdes la mitad del talento, te arriesgas a perder la mitad de los clientes. Maravillosa la ponencia de Londa Schiebinger, profesora de Historia de la Ciencia y Directora del “Gendered Innovations in Science, Medicine, Engineering and Environment” en Stanford. Explicó con ejemplos en algunos casos tremendamente dramáticos qué ocurre cuando te olvidas del género investigando una molécula para desarrollar un fármaco, desarrollando una aplicación para monitorizar una enfermedad o diseñando sistemas de movilidad en ciudades: puedes llegar a perder vidas, dejar secuelas graves o aportar soluciones ineficientes. Eso ocurre cuando dejas fuera o te olvidas de pensar en la mitad de la población. Os invito a que naveguéis en la página https://genderedinnovations.stanford.edu/ donde están detallados estos y otros muchos casos. Lo mejor fue escuchar cómo Stanford ha decidido considerar la asignatura de género de importancia curricular e incluirla en todos los programas formativos. La Universidad es pionera en incorporar una perspectiva crítica para la sociedad.
Conclusiones
Abogar por la normalidad, superar complejos, derribar estereotipos que ademas son erróneos, mezclar talento e incorporar a todo un género en las disciplinas que sin duda crecen de forma exponencial es tarea de todos. Padres, educadores, instituciones y empresas tenemos una responsabilidad: concienciar al que lo desconoce y actuar los que lo han comprendido ya. Invertir en el futuro de nuestros hijos, enseñarles a programar. A niños y niñas por igual.