Los que me leéis desde hace tiempo sabéis que soy más prágmática que filosófica pero creo que es necesario dedicar hoy este post a recordar una de las cosas más importantes de la carrera profesional:
«Unos días las personas se sienten muy realizadas profesionalmente
y otras muy frustradas»
Menuda noticia bomba, ¿no? Todos sabemos que la vida tiene altibajos porque emocionalmente nuestra composición química nos hace percibir la misma situación de un color distinto según nuestro estado de ánimo.
Pero extrapolado a las aspiraciones profesionales tiene una consecuencia malévola:
Porque la persona que se levanta cada mañana sabiendo que cuenta con libertad de ser quién decida ser, si no cuenta con una expectativa que le mantiene pletórico de felicidad o estimulación se siente abrumado por la pregunta continua de si no debería estar haciendo otra cosa que le aportara ese subidón de oxitocina y felicidad.
Y se enfrenta cada día a una pregunta que le consume: ¿estoy haciendo lo correcto? ¿es este el trabajo que quiero? Y cada mañana tiene que responderse sí o no. Cada mañana.
La ilusión de estrenar un nuevo empleo siempre estimula.
La actividad tranquiliza, el movimiento apacigua la ansiedad y da sensación de progreso. Pero esa tranquilidad en realidad dura muy poco. Pronto una nueva pregunta va tomando forma en el fuero interno ¿estoy haciendo lo correcto? ¿es esto lo que realmente me realiza? ¿podría estar haciendo otra cosa que me hiciera más feliz?.
El día a día laboral una vez superada la fase de novedad se debate entre la costumbre y la rutina.
E inevitablemente mientras se está en el puesto de trabajo se piensa en las múltiples cosas que se podrían estar haciendo en lugar de estar allí. Aparece el coste de oportunidad que menoscaba la felicidad del profesional. Se olvidan esos momentos de ansiedad y aburrimiento que se vivían mientras no se trabajaba y se idealizan los ratos de inactividad y de ocio. Se tiene la sensación constante de que podría estar haciendo otra cosa que le haría sentir más realizado y la opción que eligió ya no parece tan buena.
La sociedad empuja a la creencia de que si no se siente pleno – y habría que preguntarse qué significa ese pleno- se debería buscar otra cosa.
Pero un nuevo trabajo no hará desaparecer necesariamente el coste de oportunidad y con el exceso de expectativas el profesional sentirá que la opción perfecta se le escapa una y otra vez y una idea empieza a formarse en su mente. Ya tendría que haber encontrado el trabajo ideal y si no lo ha hecho es que está eligiendo mal.
Con tantas alternativas no hay dónde esconderse ni a quién responsabilizar de las decisiones de carrera salvo a uno mismo.
Ese individuo se levanta cada mañana con la sensación de que es el único responsable de que se está perdiendo algo. Entonces siente culpa, ansiedad y decepción. Y muy poca felicidad. A pesar de que tiene muchas alternativas para escoger.
Así que volviendo al inicio, a esos profesionales que echan de menos el subidón de oxitocina diario en el trabajo les vuelvo a recordar:
«Unos días las personas se sienten muy realizadas profesionalmente
y otras muy frustradas»
Todos sabemos que la vida tiene altibajos porque emocionalmente nuestra composición química nos hace percibir la misma situación de un color distinto según nuestro estado de ánimo. Busquemos la oxitocina en nuestro trabajo, sí, pero sabiendo que un equilibrio emocional garantiza más la felicidad a largo plazo que la búsqueda constante de un subidón de endorfinas.
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Dos eventos interesantes en los que participo este mes:
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¡Os espero!
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Hola, me quedo con la intensidad del mensaje y me lo aplico.
Los subidones en el trabajo sin embargo son torrentes creativos, energía que impulsa a la organización un paso más. No evitaría del todo esos subidones de oxitocina? aunque controlaría el efecto rebote hacia abajo.
Al final va a ser que todo es química…
Física y química…
Es deseable sentir la satisfacción y el placer del reto profesional pero me doy cuenta de que a veces nos enzarzamos en la búsqueda de un maná inalcanzable por una escalada sin fin de expectativas. Me viene a la cabeza el libro de «Momo» de Michael Ende y de Beppo, un personaje entrañable de la novela que al principio es descrito como alguien que disfrutaba de su trabajo como barrendero. Hasta que los Hombres de Gris le obligan a darse prisa, a aumentar sin parar y la prisa por hacer ese más le alejó para siempre de su placer profesional.
Reflexiones muy filosóficas para una mañana de viernes ;-)
Te sigo tu blog desde hace tiempo y creo muy útil, tus Historias de Cracs.
Sobre «Cuidado lo que deseas..», abordas como se materializan las expectativas que tienes, la cruda realidad a la que aveces no te conformas, entras en aspectos de zona de confort, cambio,
bueno reflexiones interesantes, siempre hay que buscar,…
Línea tras línea, todo el contenido del texto copia la verdad de lo que en algún momento, creo que todos hemos vivido.
Hola Jordi y Javier,
Como bien decís todos lo hemos vivido, yo incluida. Pero conociendo como conozco la realidad de las empresas y profesiones me doy cuenta de que al final es la búsqueda constante del ser humano por superarse o por la novedad lo que hace aparecer de forma recurrente esta sensación de coste de oportunidad. Pero no debe confundirnos, el cambio nace de nosotros mismos y empapa la realidad que vivimos. Puede que todos los días vayas a la misma oficina o trates con los mismos clientes, pero tu actitud hacia cómo quieres hacerlo, cómo quieres cambiarlo y mejorarlo hará que esa experiencia sea distinta y en muchos casos, positiva y transformadora. El cambio empieza dentro siempre, no busquemos excusas ni atajos ficticios. Gracias por comentar.
Arancha, En esto entra una parte psicologica y una profesional, pero en mi opinión, en el 75% de los casos, No será que todo depende de los empleadores? De como nos motivan? Su trato, sus valoraciones, etc…
Conozco gente que ve su futuro en su misma empresa… Lo que si es verdad es que necesitamos retos, oportunidades, mejoras, puede que todo pase por los gestores humanos, d como ellos convierten al individúo en parte de la empresa y le aguantan a un ritmo alto…
En mi opinión no es responsabilidad de una de las partes, sino de ambas. Antes el empleado tenía menos voto, la estructura rígida de las organizaciones dejaba poco lugar para la opinión y la innovación individual. Ahora su opinión es fundamental, sólo sobreviven los entornos co-laborativos, ya sea en empresas estructuradas o en agrupaciones de agentes libres. La carrera profesional toma derroteros inesperados y no podemos-ni debemos- dejar su timón en manos de terceros. Por otra parte, la empresa no es el enemigo, es un colaborador necesario. Al fin y al cabo, la empresa en sí misma es una línea en el Registro Mercantil. Lo que le da el alma, el corazón y la razón son las personas que la componen. Pongamos a todas esas personas bajo una misma visión y sin duda ganaremos todos.
un fuerte abrazo
Arancha
Estoy totalmente de acuerdo contigo y creo en lo que dices, sin embargo, estarás también de acuerdo conmigo que la gran mayoría de empresas españolas siguen teniendo un perfil jerárquico importante y que son pocas las empresas que cuentan con culturas corporativas como la que explicas. Es algo increíble leer el artículo de hoy de expansión en el que analiza que un 85% de las empresas sienten que sus empleados van a cambiar de compañía en los próximos años y da como cambio o solución a esta situación el cambio de mentalidad en los mismos trabajadores para auto motivarse. Tampoco creo que sea la solución. Creo que debe de coexistir una relación empresa, trabajador donde se busque el bienestar de ambas partes y la profesionalidad de la compañía. Pongo como ejemplo el caso del Barca, porqué cuando estaba Guardiola el equipo estaba unido y ahora hay siempre rizi razes y la gente piensa en cambiar de equipo… Las empresas y aunque digamos lo contrario basan su funcionamiento en el socialismo corporativo y es esto lo que hace que se desarrollen. El líder o la compañía tienen que transmitir los sentimientos correctos para que el trabajador o equipo, aunque se desmotiven sigan queriendo luchar por su equipo. Si no es así, si es verdad que los empleados en un 85 % van a querer cambiar siempre de empresa, porqué existen los departamentos de Recursos Humanos y las políticas en Recursos Humanos. En mí opinión son Esenciales, pero son esenciales los que estudian la manera de unir los equipos.
Gracias