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Belén Claver

El otro día tuve la oportunidad de ver en un entorno ajeno a los concursos y los platós de televisión a Risto Mejide. Acudí con mucha curiosidad y también sincera admiración. Al fin y al cabo es un excelente ejemplo de marca personal.

Risto Mejide

 

La charla definitivamente me reafirmó en mi idea de lo buen publicista que es. También he de confesar que me sorprendió porque Risto también mostró su faceta más humana que resumiría en una triple A:

  • Apasionado publicista
  • Ávido lector
  • Agradecido colega y compañero

Sorprendente pero cierto. Como publicista dió sobrados ejemplos de su sólida trayectoria en el mundo de la publicidad. Leído y documentado, citó un amplio rango de interesantes fuentes al hilo de su exposición. Y por último, agradecidísimo colega que no desaprovechó ni una sola ocasión para nombrar y agradecer a todos los que le ayudaron a formarse y ser el profesional que es hoy.

Risto Mejide creó su marca como jurado televisivo dibujando un mapa de posicionamiento. Contó la anécdota de su primera intervención en Operación Triunfo cuando se quedó totalmente en blanco y leyó con avidez los tarjetones -rosa- que una ayudante de producción le había dejado por si se quedaba en blanco. El orgullo herido quedó de lado y apareció la tenacidad y el análisis de un profesional acostumbrado a costruir marcas en base a herramientas. Dibujó el mapa de posicionamiento del jurado y detectó la oportunidad; el segmento libre era el papel de crítico y mordaz. Contando con un gran ingenio se dispuso a representar su papel y funcionó. ¡Vaya si funcionó!

Risto Mejide tiene dos marcas: la de folclórica televisiva y la de publicista que muestra en los foros adecuados para ello, presentando su otra cara y la actividad que desarrolla junto a su socio Marc Ros, compañero de fatigas desde hace años. Ambas son notorias y relevantes. La marca folclórica ha consolidado una gran fama gracias a un canal masivo (la televisión) y su excelente estrategia de presencia en internet (twitter principalmente). La marca publicista gesta su reputación en foros concretos donde conecta con empresas a las que ofrece y expone sus servicios.

Michael Crichton fue la inspiración de su modelo de branding y publicidad: «si cuando dices algo nadie se molesta es que no has dicho nada». Algo así como «si no puedes gustar a todo el mundo, elige a quién o QUÉ no puedes gustar desde el principio y crea una causa en torno a ello».  Molestar mal es insultar porque no sabes hacer otra cosa. Molestar con estilo es crear relevancia, engrandecerte gracias a una causa.

He de confesar que la idea así planteada me gustó. Los que me conocéis sabéis que soy poco dogmática, huyo de creer y convencer a los demás de que existe una verdad única y absoluta. Llevo muy a gala aquello de “cada uno lleva sus cuentas” y siempre pienso que las cosas salen a base de “prueba y error”, por lo que nada es de una sola manera ni imposible. Se puede decir que quiero llegar a vieja como aquél anciano feliz cuya historia es la siguiente:

prueba y error

“Un señor, que habiendo llegado a la vejez con muy buena salud y estado de felicidad, fue entrevistado por un periodista que le pedía que revelara la receta de aquél éxito vital.

El reportero le preguntó: ¿cómo cree usted que ha llegado a esta situación, tan sano y tan feliz?

El anciano le contestó: la única razón es porque siempre evito discutir

El periodista, atónito con la respuesta le dijo- Vamos, hombre, no será sólo por eso.

Y el anciano le contestó: pues no será sólo por eso.”

 

Pero Risto me dió la idea, como Michael Crichton se la dió a él de que sí hay lugar para una causa, algo contra lo que luchar.  Mi causa es luchar por la innovación constante profesional. Mi enemigo es la obsolescencia en la que se puede caer por no calcular a tiempo los cambios del mercado profesional. Gracias Risto por darme un enemigo.

Un último comentario sobre la charla de Risto, que mencionó a los especialistas en marca personal diciendo que hablan constantemente de crear marcas pero que en realidad ninguno ha conseguido realmente crear una marca lo suficientemente famosa. No contesté por alusiones porque pienso que tiene razón. Hablo por mí cuando digo que no creo que tenga que ser famosa para hacer bien mi trabajo, me basta con ser relevante para mis clientes. Al igual que un idolatrado publicista como Toni Segarra pasa inadvertido fuera de su sector profesional, un buen especialista en marca personal debe ser reconocido por sus clientes y sus colegas gracias a la excelencia de su trabajo y no descuidarse de su objetivo distraído por el postureo.

Como decía Sergio Zyman, ExCeo de Coca-Cola «el objetivo del marketing no es la notoriedad. No quiero consumo virtual, quiero consumo real».

Como especialista en personal branding ayudamos a visualizar el talento que hace fluir profesionalmente a la persona en los entornos adecuados, a definir sus indicadores de innovación para que las habilidades estén preparadas para los cambios del mercado y a inspirarle para elaborar una comunicación sencilla y accesible que conecte con las mejores oportunidades en el canal más adecuado. 

Risto dice que está reflexionando sobre cómo trasladar sus conocimientos de publicidad y marca personal al particular y no sólo ofrecer sus servicios a las empresa. Si lo consigue, será un gran avance para el personal branding pues esta disciplina contará entre sus filas con un gran publicista y yo estaré encantada de tener un nuevo colega con el que Coopetir («colaborar para competir»).

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