En mi temprana adolescencia me convertí en una fan de Joaquín Sabina escuchando constantemente canciones cazadas de la radio en cintas de casette. Mi afición por Sabina era compartida por mi querida amiga Pilar que un día me explicó qué quería decir Joaquín en la canción «Que se llama Soledad» con:
«Algunas veces gano
y otras veces
pongo un circo y me crecen los enanos»
«Arancha»- me dijo Pilar- «básicamente quiere decir que montas algo y te salen los problemas hasta debajo de las piedras».
Eso mismo debe pensar el CEO que dirige una compañía hoy en día.
Cuando estudié el Executive MBA en el IE Business School tuve un profesor que nos explicó el Balanced Scorecard como herramienta para gestionar estratégicamente los recursos de la compañía con el objetivo de satisfacer a los denominados «stakeholders» o beneficiarios de la actividad de la empresa: clientes, accionistas y empleados.
A los «accionistas» naturales de una empresa hoy podemos añadir a la sociedad en su conjunto. En la era de la transparencia y la participación en la que vivimos la sociedad se ha convertido en garante de la sostenibilidad y la justicia social. Eso significa que todos podemos contribuir a mejorar las cosas que suceden a nuestro alrededor, incluida la gestión de las empresas que operan en el mercado.
Esto aumenta increíblemente la complejidad de la gestión empresarial de cualquier CEO más allá de la presentación de la cuenta de resultados, la eficiencia en la gestión de los recursos o la negociación discreta con los sindicatos. Estamos hablando de que el CEO ahora necesita saber gestionar con acierto y ética recursos, personas y también redes si no quiere dirigir en lugar de una empresa, un circo.
Tres muestras os pongo:
1. Hay organizaciones que vigilan y comparten la información sobre la actividad de cualquier compañía: la web norteamericana goodguide.com que, con la ayuda de un simple smart-phone, permite acceder al consumidor a esa información… ¡en el mismo punto de venta! ; bizvizz, una aplicación para saber dónde pagan sus impuestos las empresas; otra impulsada por Oxfam que, siguiendo la estela de goodguide, las puntúa en función de su actuación en varios ámbitos (esperemos que esa información sea neutral y «limpia») http://www.behindthebrands.
2. El despido de parte de la plantilla retransmitido en directo por uno de los empleados en Twitter de la empresa de venta online británica HMV y recogido en esta noticia de NewYork Magazine.
3. La polémica sobre el nefasto comportamiento de un cliente, la desafortunada reacción de la compañía y la extraordinaria sensatez de la empleada despedida, un suceso protagonista en las redes y noticias recogido en The Guardian.
Antes la gestión del CEO podía estar sometida a control por sus accionistas en la Junta Anual, o por la prensa si era de una cierta entidad. Pero ahora su actuación está controlada por toda la sociedad, incluyendo por fin a sus empleados de una forma real. Las gruesas capas de maquillaje que antes aplicaban hoy no logran tapar las imperfecciones de su gestión porque el foco bajo el que se encuentran es potente y muy luminoso.
Los CEO están obligados a ser éticos y responsables bajo pena de quedar en la más absoluta evidencia.
Se habla mucho de que las escuelas de negocios contienen programas que quedan obsoletos para las necesidades del mundo actual. Las asignaturas que yo echo de menos son: historia, filosofía, ética, sociología, comunicación, gestión de redes.
- historia para no repetir errores del pasado y comprender el origen de nuestra realidad social.
- filosofía y ética para interiorizar los principios que ayudan a mejorar nuestra sociedad.
- sociología, porque la sociedad hoy es un actor real y sólo comprendiendo su dinámica se puede satisfacer
- comunicación, cómo ha cambiado la forma de comunicarse, cómo afrontar crisis de reputación, cómo generar marca personal, cómo hacer llegar los mensajes, cómo inspirar
- gestión de redes, porque la sociedad se agrupa en redes y cada una de ellas pasa a ser un stakeholder más que el CEO tiene que tener presente.
Yo no creo que el CEO ahora tenga un problema como decía la canción de Sabina sino más bien que tiene que integrar en su cuenta de resultados cosas como el bienestar social y la sostenibilidad. Aumenta su complejidad pero la recompensa puede ser bestial porque ahora tiene la oportunidad por fin de no poner excusas y hacer las cosas bien.
Así que le digo al CEO que si no quiere pasar de dirigir empresas a gestionar circos tiene que usar las herramientas de su tiempo para gestionar la complejidad, ha de rodearse de un buen equipo y aumentar su ética y la de su empresa. Del resultado nos beneficiaremos todos, incluido él.
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Completamente de acuerdo.
Paradójicamente, si hacemos bien nuestro trabajo, nuestra gestión se parece a llevar un circo, pero de cinco pistas! ;-)
Hay una herramienta que es muy difícil de enseñar y que abunda poco en el management español: el sentido común y la empatía (perdón eran dos). Esto no lo da ni la antigüedad en la empresa ni tu habilidad para venderte, lo da la experiencia por una parte y la personalidad por el otro. La experiencia pueden ser 2 años o 10 como jefe pero todo depende de cómo la aproveche el manager. Directa o indirectamente estas dos herramientas afectarán al buen funcionamiento del departamento a cargo y de la compañía en general. Este buen funcionamiento significa básicamente aumento de productividad y es justamente el problema de España a nivel empresarial. En definitiva, el problema de productividad de España no se trata tanto de falta de inversión en capital físico como de falta de capacidad en la gestión de las empresas (y sus empleados claro).