Esta mañana leí un post muy interesante y controvertido en el blog de Amalio A. Rey titulado «Lo que somos y lo que contamos en las redes».
Es para leerlo con calma, pues toca muchos temas trascendentes e íntimamente conectados. Parte del «no te vendas si no vendes autenticidad», pero esa frase tan simple encierra muchos conceptos de una gran profundidad, que son los que han dado pie al debate.
Aquí está mi punto de vista, que expongo en Historias de Cracks porque realmente creo que no me cabría en el espacio libre para comentarios:
1. ¿Qué somos? ¿Lo que somos, lo que queremos ser o lo que las personas creen que somos?
La búsqueda del yo ha sido incensante en el hombre. Somos pura emoción y contradicción, que tratamos de analizar una y otra vez para racionalizar nuestros miedos y objetivizar nuestras pasiones.
Desde los filósofos clásicos hasta los más contemporáneos se han desarrollado teorías y buscado respuestas. Pero la realidad es que el hombre siempre se lo preguntará, una y otra vez.
A mí siempre me ha gustado lo que decía Ortega y Gasset: «yo soy yo y mi circunstancia».
Soy mi esencia y lo que el entorno hace de ella.
Pero llevando el debate a la realidad del mercado de trabajo:
«somos lo que somos, y en la carrera profesional ascendemos por lo que los demás creen que somos»
– Si eligen a uno entre varios para una promoción, es porque creen que lo hará mejor.
– Si contratan mis servicios en lugar de los de mi competencia, es porque creen que soy mejor.
Ahora me dirás «pueden que no crea que eres mejor, sino más barato». No- te respondo yo- mejor por ese precio, pero el mejor. Nadie contrata un servicio creyendo que es malo.
Las personas vendemos confianza, generamos expectativas sobre la capacidad de hacer algo.
Si luego no eres capaz de cumplir esa promesa, tienes un problema. Porque no sólo pierdes el cliente o el empleo, sino que dañas tu reputación. Es decir, la percepción de tu entorno de que esa expectativa tiene una base real.
El valor que tienes como profesional o persona en la sociedad se basa en la creencia de los demás en tu autenticidad. Y como dice Amalio, allá tú con lo que haces si se te ocurre ir de lo que no eres.
2. ¿Marca personal o identidad?
Amalio, estoy absolutamente de acuerdo contigo en usar el término identidad en lugar de marca personal. A mí también me gusta más, y de hecho hace tiempo que lo uso en mis presentaciones.
Me resultan muy pesadas las disertaciones sobre terminología. El «vamos a definir y a ponernos todos de acuerdo sobre qué es y cómo se llama». Marca personal, personal branding, identidad, visibilidad profesional. Todo vale para decir que el mundo es duro y competitivo y que necesitamos explicar en qué somos buenos para que nos valoren como nos merecemos. En entornos latinos, entre ellos España, existe lo que yo llamo «la modestia tóxica«.
Y si estás tranquilo porque tu jefe sabe lo bien que haces tu trabajo, ¿qué pasará si te cambian de jefe? ¿qué ocurre cuando no te llevas bien con él?
Estamos en un entorno multinacional y global, donde otros no se andan con esas y ahora compites con noruegos, americanos y alemanes que llevan grabado en el ADN que explicar lo que uno hace bien es bueno, y no sólo bueno, sino también justo. Meritocracia.
Tu talento tiene que trascender a la organización, hacia arriba, a los lados y hacia abajo (con jefes, colegas y equipo).
Los recursos de venta personal forman parte de las habilidades que son necesarias para competir. Antes era la licenciatura, luego las especializaciones que daban master y otros estudios complementarios, y después las habilidades para trabajar en equipo y liderar.
Si no sabes contar que eres capaz de hacer todo eso, no le sacarás todo el partido al esfuerzo que estás haciendo para ser más bueno en lo que haces. Si quieres dí que has desarrollado tu marca personal, que estás comunicando tu identidad, que sabes mucho de twitter, o llámalo equis. Pero hazlo y ayuda a tu carrera.
A- Define para qué vales, tu talento único.
B- Define para quién es relevante ese talento, dónde tienes más recorrido profesional.
C- Comunica tu talento en tu entorno relevante, hazte notorio.
3. ¿Fama o notoriedad?
No busques tener 15.000 seguidores en Twitter, persigue el tener 100 que realmente te escuchen.
No te dejes llevar por el «efecto Belén Esteban». ¿Quieres que te conozca toda España? ¿A qué precio? ¿Para qué? ¿eso te ayudará a alcanzar tu objetivo?
No malgastes tu tiempo en intentar que te sigan muchos y no alimentes tu perfil con comentarios incesantes «porque te debes a tu público».
No te equivoques. Te debes a tí mismo. Y les debes a ellos tu autenticidad.
Ahórrate todo lo que no sea relevante para las personas que te escuchan. Que han elegido escucharte a tí por una razón.
Si esa razón es la misma razón que te lleva a comunicar, entonces enhorabuena. Has conectado con tu público objetivo y tus mensajes te ayudan a transmitir lo que eres a las personas que toca.
Si esa razón no está nada clara, entonces estás invirtiendo tu tiempo en algo que no te reportará más beneficio que el que estés en el timeline de alguien que desliza el dedo por la pantalla hacia abajo leyendo en diagonal.
Así que sé coherente con lo que ofreces y con los objetivos que quieres alcanzar y usa las redes sociales en consecuencia.
Mi especial agradecimiento a Amalio Rey por su entrada, a Joan Boronat por el post que inspiró la entrada de Amalio, y a David Soler, Alberto Dotras, Joanka, Norma, Rosemary, Fátima Martínez y Jesús por sus comentarios, todos ellos muy enriquecedores.
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Para mí, cada vez es mas difusa la línea entre identidad personal e identidad profesional, al igual que nuestra agenda de amigos «personales» se acaba nutriendo -no siempre, pero bastante- de amigos «profesionales».
Desconfío bastante de la gente que diferencia de una manera muy rígida entre su perfil personal/profesional ya que desde mi punto de vista -es muy posible que esté equivocado- intentan «camuflar» algún tipo de personalidad diseñada especificamente parta un campo u otro, lo cual, desde mi punto de vista, resta credibilidad y denota cierta inseguridad.
La identidad de una persona es su identidad, y aunque a todos nos gustaría ser mejores, debemos saber a gestionarnos a nosotros mismos y una clave es la sinceridad con nosotros mismos y nuestros «círculos». Un salido.
Hola, Arancha:
Te transcribo aqui el comentario que publiqué en mi blog.
He leido tu post y me ha gustado. Muy agradecido por molestarte escribiendo una reflexión tan extensa y currada sobre esta entrada, y mencionarme. También me ha agradado ver que al final de tu post agradeces a Juan Boronat y a algunas de las personas que han comentado aquí, porque es algo que no mucha gente hace. Si esta conversación tiene algo de interés es por el intercambio que genera, y eso se debe a vosotros.
Comparto contigo que resulta pesado “las disertaciones sobre terminología”, salvo que sean estrictamente necesarias, y a veces lo son. Si prefiero hablar de “identidad” y no de “marca personal” es porque sospecho que tienen significados y connotaciones distintas. Pero es como lo veo yo, y puede ser que haya gente que prefiera simplificarlo.
Me ha parecido perfecto lo de “modestia tóxica”, creo que es un acierto, y te lo tomo prestado. También es muy pertinente que digas esto: “necesitamos explicar en qué somos buenos para que nos valoren como nos merecemos”.
Así es, ya dije en el post que hay que saber comunicar, pero defiendo que eso se haga desde una perspectiva sistémica, que parta de una introspección, de entender lo que somos y lo que mejor hacemos. Cuidado con las cascaras vacías, y de eso hay mucho en “la venta”.
Al final es, como dices, un tema de coherencia, la palabra que seguramente más se repite en mi blog, y no es por casualidad…
un saludo
Manuel, estoy muy de acuerdo contigo en la esencia de la identidad de las personas. Como decía Amalio muy acertadamente, «debes entenderte contigo mismo».
Por otra parte, a mí no me parece mal que algunas personas distingan de una forma muy clara entre su ámbito personal y profesional. Creo que cada uno debe crear su círculo de acuerdo con sus necesidades y forma de ser. Puesto que no somos iguales, no sentimos igual y no socializamos igual.
Pero esto tiene otra contrapartida. Por la misma regla esas personas no pueden esperar que reaccionemos igual que lo haríamos con alguien que nos muestra su yo más completo. Que sintamos simpatía, empatía, emoción, admiración .. o decepción. Las mayoría de las relaciones sociales se basan en la reciprocidad, y para recibir, primero hay que dar.
Por eso, el que quiera separar, deberá saber que con él también establecerán límites. El que quiera mezclar, deberá estar preparado para vivir circunstancias nacidas de una difusa y confusa línea entre lo personal y lo profesional.
Como casi siempre, tu comportamiento (lo que haces y no lo que dices) marca las expectativas que creas en los demás. Por eso piensa antes de actuar y busca la coherencia con tu yo.
Gracias por pasarte!
Hola Amalio,
Gracias a tí y al resto por tu entrada, pues toca temas de mucha trascendencia y me habéis permitido reflexionar profundamente sobre todos ellos.
Como veo que compartimos muchos temas de interés, si me permites me pasaré más a menudo por tu blog para poder continuar con tan interesantes debates.
Hasta pronto!
Estoy totalmente de acuerdo contigo, creo que la gestion del talento personal a treves de la red puede transformar a una persona, al fin de cuentas los cambios reales y significativos de una sociedad no los hacen las instituciones sino las personas de a pie. Te invito a que le des un vistaso a este enlace, habla de la transformación de un pais a traves de descubrir su identidad, unificando criterios e identificando su diferenciación, esta transformación comenzo por personas que creyeron que los cambios eran posibles y hoy se hacen realidad y nacen nuevas iniciativas.
http://youtu.be/hbiYwys-vs4
Estare más pendiente de tu blog, mil gracias.
Hola Juan Pablo,
Muchísimas gracias por compartir este video con nosotros, creo que es muy inspirador. Al que inicia un cambio muchas veces se le llama loco…y luego le consideran un visionario. Pero sólo no puede, necesita de la colaboración de otras personas que como él, piensan que un cambio no sólo es posible sino también necesario.
Un abrazo